La inquietud por la desaceleración de la economía estadounidense y la caída en los precios de los commodities ha comenzado a debilitar el optimismo generado por el fuerte desempeño de las economías latinoamericanas.
En la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo, que se realizó esta semana en Miami, funcionarios y directivos bancarios descartaron hablar del “desacople y advirtieron que la región no se mantendrá inmune ante un brusco vuelco negativo en la economía global.
“Es responsabilidad de la región prepararse para una corrección más fuerte del mercado, dijo William Dallara, presidente del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), una asociación de entidades bancarias.
La fortuna de Latinoamérica cambió desde la crisis financiera de 2001/2002, porque la estabilidad económica y las condiciones internacionales benignas prepararon el camino para un sostenida expansión. El año pasado, sus economías crecieron, en promedio, 5,3%, y se espera que en 2008 se expandan alrededor de 4%.
Sin embargo, la región sufrirá el efecto del bajón económico en Estados Unidos, porque la declinación en la demanda perjudicará especialmente las exportaciones de México y los países de América Central.
Además, los latinoamericanos han comenzado a preocuparse por la posibilidad de que la combinación de un bajón en EE.UU. y una expansión más lenta en China puedan golpear los precios de las materias primas. Si esto ocurriera, las naciones sudamericanas más grandes –Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú y Chile– que son menos dependientes de los mercados de EE.UU. pero obtienen porciones significativas de sus ingresos de la venta de productos como petróleo, cobre, soja y mineral de hierro, también podrían resultar afectadas.
Un informe titulado No todo lo que brilla es oro, escrito por un grupo de economistas del BID encabezado por Santiago Levy, vicepresidente del organismo, reflexiona sobre estas tendencias diciendo que “el actual superávit de cuenta corriente y los flujos de ingreso netos muy limitado no necesariamente aislarán a la región de la contracción de liquidez global .
Aparte de Chile, que ha establecido un fondo de estabilización, ningún país de la región está realmente preparado para enfrentar un potencial bajón brusco de la economía mundial, señala también el informe.
Además, aunque la gestión fiscal ha mejorado, la mayoría de los gobiernos han adoptado políticas de inversión procíclicas y se subestiman los riesgos asociados con la acumulación de deuda doméstica y el crecimiento explosivo del gasto de los consumidores.
“El mundo se ha acostumbrado al crecimiento chino y muchos inversores están casi hipnotizados por él. Incluso una reducción modesta en la expansión podría provocar un vuelco en el clima del mercado , comentó Dallara.