Es preocupante ver como la Argentina ha perdido participación en las exportaciones mundiales en los últimos años. Por ejemplo, en 2008 cuando el país alcanzó su máximo registro (u$s 70 mil millones), nuestra participación en las exportaciones mundiales fue de 0,44%. Esto contrasta con una participación de 0,53% en 1998, o de 0,40% en 2003 y 2009, el primero con una gran depreciación de la moneda y el segundo, con condiciones climáticas adversas.
Mire como se lo mire, las exportaciones del país han crecido pero menos que las mundiales. En 2001, la participación de Brasil en las exportaciones mundiales fue de 0,86%, mientras que en 2008 fue de 1,2%.
Si, por ejemplo, la Argentina hubiese mantenido una participación de 0,5%, en 2008 hubiese exportado u$s 9 mil millones adicionales. Si entre 2001 y 2008 el aumento de participación en las exportaciones mundiales hubiese sido igual que el de Brasil (40%), en este año habríamos exportado u$s 97 mil millones en lugar de los u$s 70 mil millones.
En esta comparación, nuestro país sale mal parado. ¿Cual es la causa? Dado que las barreras multilaterales que enfrenta el Mercosur son iguales para cada miembro, las causas de tendencias tan dispares en el crecimiento de las exportaciones hay que buscarlas en las propias medidas proteccionistas de cada país. Sean barreras sobre las importaciones o sobre las exportaciones, el efecto es el mismo: protección para los sectores más vulnerables y desplazamiento de factores productivos hacia estos, en detrimento de los sectores exportadores y del resto de la sociedad. Si los sectores mas vulnerables fuesen mayoría entonces el proteccionismo sería progresivo pero esto no es así. En el conjunto de la sociedad las industrias beneficiadas y los empleos protegidos con estas políticas son una minoría. La protección la reciben los que tienen mas influencia sobre el poder político y esto por lo general son sectores oligopólicos cuyos obreros pertenecen a sindicatos monopólicos: la cápsula privilegiada de la sociedad mientras el resto paga los costos.
Esta tendencia proteccionista enfermiza de la sociedad se acentúa bajo presiones inflacionarias cuando el tipo de cambio nominal se empieza a usar como ancla nominal. Esto nunca anduvo en el pasado y tampoco va a funcionar esta vez. ¿Cómo saldremos del actual esquema de ancla nominal? No lo sé... sólo sé que la tendencia tiene un limite mas allá del cual el sistema económico busca el equilibrio. Ya veníamos con un gran entusiasmo proteccionista (derechos de exportación) antes del resurgimiento inflacionario pero con este, el mismo se multiplicó. Primero fueron los controles del Oncca y más recientemente, la parafernalia de medidas antidumping y licencias de importación no automáticas.
Estas medidas gatillaron las quejas de China y la Unión Europea y de manera mas sutil, las de algunos socios comerciales mas cercanos. Realmente, estas quejas me tienen sin cuidado porque es mucho más serio el daño que nuestras propias medidas le hacen a nuestra sociedad que las tensiones diplomáticas que generan. También me tiene sin cuidado los titulares que señalan nuestro proteccionismo como una traba infranqueable a un acuerdo de libre comercio Mercosur - Unión Europea. No hacen falta acuerdos para aumentar las exportaciones y sostener el crecimiento económico y el ejemplo de nuestros socios lo viene demostrando. Lo que hace falta son políticas mas racionales... menos desiguales entre industrias.
Nuestra histórica decadencia está enraizada en esta tendencia natural al proteccionismo a favor de unos pocos y en detrimento de una mayoría que precisamente por ser mayoría y estar desorganizada, no llega a alzar un llamado de atención sobre el Gobierno.