El perfil urbano de Dubai, la capital de uno de los Siete Emiratos árabes Unidos es el sueño de cualquier entusiasta de las inversiones inmobiliarias. Todo el tiempo se empiezan a construir nuevos edificios audaces que prometen, cada uno, ser más grande y más osado que los anteriores.

La ciudad se hizo famosa por estos edificios que atraen las miradas, pero algunos observadores experimentados ya se preguntan cuánto tiempo durará esto. Hasta ahora, los inversores locales e internacionales han mostrado un apetito aparentemente insaciable por la propiedad residencial en Dubai; lo que es afortunado para la gente dedicada al desarrollo inmobiliario dada la rapidez con la que construye. Se estima que hay alrededor de 300.000 departamentos proyectados para los próximos años, además de decenas de miles de nuevas oficina y locales comerciales.

El esfuerzo por convertir a Dubai en el núcleo empresarial y de servicios de Medio Oriente comenzó hace tiempo pero se aceleró en la última década. Esto coincidió con una escalada inmobiliaria, impulsada por las bajas tasas de interés, que elevó los precios hasta dejarlos casi en los niveles de los bienes raíces en el área del Mediterráneo.

Muchos de los que han comprado una segunda vivienda en Dubai, donde esperan incrementar su capital, han pagado por el depósito hipotecando sus casas. Aproximadamente la mitad de los departamentos vendidos en la ciudad fueron adquiridos por compradores internacionales y especuladores, lo que plantea la pregunta de qué ocurrirá si el mercado inmobiliario global se estanca.

En Dubai los riesgos son mayores porque, a diferencia de lo que ocurre en otras grandes ciudades, casi no hay límite que impida seguir construyendo al mismo ritmo.