Los que corren y practican surf han salido a disfrutar la mañana soleada en la costa norte de Durban, pero no todos están felices en la tercera de las ciudades de la República Sudafricana, que es una de las sedes del Mundial.
En la costanera recién pavimentada, los pescadores protestan contra la decisión oficial de prohibirles el acceso al muelle en el que se han ganado la vida desde hace dos décadas. “¿Ya no existimos en este país? De golpe nos echaron del muelle. Un miembro del consejo me dijo que somos demasiado sucios para pescar aquí , dice Khalil Adam, un joven barbado de 30 años que asegura que la pesca es su principal fuente de ingresos.
“Estamos haciendo una fiesta para decirle al mundo que este es un bello país, pero pisotean a los pobres , agregó Adam.
Los activistas señalan que alrededor de 5.000 personas dedicadas a la pesca de subsistencia quedaron afectados por la decisión de Durban de excluirlos del muelle y sus áreas cercanas, que son parte de un proyecto vinculado a la Copa del Mundo.
En otras ciudades sudafricanas hay historias similares. A principios de junio, Amnesty International informó que la polícía estaba expulsando a la gente sin hogar y los vendedores callejeros de las “zonas de exclusión que rodean los estadios de fútbol. Gente del distrito Athlone, en Ciudad del Cabo, fue traslada a inhóspitas viviendas temporarias porque sus hogares estaban demasiado cerca de los centros de entrenamiento de los jugadores.
En Durban, los activistas dijeron que muchos en la ciudad quedaron afectadas por construcciones relacionadas con el Mundial que, según dicen, está destruyendo puestos de trabajo y alentando el delito. “Tras trabajar en la comunidad durante años, es evidente para mí que esto no beneficiará a los pobres. Cada vez más y más gente es empujada a la pobreza , dijo Desmond D’Sa, quien trabaja con la Alianza Ambiental Comunitaria del Sur de Durban.
Como ejemplo, D’Sa se refiere a los granjeros cuyas tierras fueron expropiadas cuando Durban construyó el aeropuerto King Shaka por u$s 1.000 millones, y todavía no han recibido una compensación. Además, algunos vendedores del centro de Durban fueron afectados por los planes para reformar un mercado, y los residentes de un barrio precario fueron expulsados, porque se consideró que estaba demasiado cerca de los campos de entrenamiento.
El caso de los pescadores es particularmente irónico porque hace veinticinco años los que protestaban contra el apartheid obtuvieron el derecho de usar los muelles, después de hacer campaña. “Quieren que todo sea amistoso para los turistas por el Mundial. Lo están usando como excusa para deshacerse de nosotros , afirmó Max Magnusson, de 57 años, que es un veterano de esa vieja lucha.
Sin embargo, los que apoyan la Copa del Mundo no piden disculpas. Obed Mlaba, alcalde de Durban desde hace 15 años, dijo que el torneo les ha dado la posibilidad de hacer mejoras que deseaban desde hace mucho.
Mlaba, que pertenece al oficialista Congreso Nacional Africano, sostiene que quienes protestan buscan defender el antiguo sistema. “La sociedad es dinámica, pero una pequeña parte de ella siempre será estática. Con el tiempo, se unirán a nosotros , agregó el alcalde.
Los críticos aseguran que el nuevo aeropuerto de la ciudad y el estadio Moses Mabhida, que costó u$s 450 millones, son extravagancias innecesarias. Después de todo, ya había un estadio de rugby para 52.000 personas muy cerca del nuevo, y Durban ya tenía aeropuerto. Pero Mlaba considera que las nuevas construcciones son esenciales para tener una ciudad más dinámica y moderna. El alcalde ya evalúa la posibilidad de proponerse para sede de los Juegos Olímpicos.
“Nuestro papel es asegurar que esta ciudad sea lo más vibrante posible. Siempre quisimos abrir el frente de la playa. Hace falta mucha infraestructura para crear puestos de trabajo para nuestra gente , agregó Mlaba.
Pero esto no es bien recibido por los que hacen campaña en contra. “No hubo ningún tipo de consulta. No estamos en contra de la Copa del Mundo pero pensamos que no va a traer ninguna mejora a nuestras vidas , sostuvo D’Sa.