Una de las obras maestras del absurdidad modernista, que no goza de reconocimiento, es la pieza The Gold Standard (Patrón oro), de Kenneth Koch, ya fallecido. En ella, dos monjes chinos debaten el modo como el oro que está en Fort Knox podría hacer que se apreciara el dólar estadounidense. Concluyen que el valor intrínseco del oro se deriva de su maleabilidad para convertirse en estatuas de Buda, algo que jamás se les había ocurrido a los diseñadores de Bretton Woods.
El tema está en el orden del día otra vez, impulsado el lunes por el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick. El titular de la entidad propuso que se usara el oro como punto de referencia para un nuevo sistema monetario mundial.
Lo más interesante de la sugerencia de Zoellick es su sentido de oportunidad. El precio del oro viene subiendo desde hace una década, pero aumentó mucho durante los últimos dos años, ya que sirvió de refugio contra el pánico financiero y el ‘quantitative easing’ (política de los bancos centrales de emitir moneda, es decir, ampliar la oferta monetaria para recomprar bonos).
Esta situación dio origen a una nueva generación de adeptos que creen que las monedas deberían tener el respaldo del supuesto valor del oro, con todos los meandros que tiene el atar la economía mundial al precio del metal. A diferencia de tantos analistas que favorecen esta posición, no están locos de remate. Se limitan a creer que el oro sería una moneda estable, ya que la demanda crece a tan solo un 1,5% anual y los políticos derrochadores no podrían manipular esta divisa.
Paul Brodsky, gerente de un hedge fund estadounidense, es el típico caso (un hedge fund es un fondo especulativo o de alto riesgo). Cree que, finalmente, la Fed “presionará la tecla para reiniciar la economía por medio de atar, una vez más, el dólar al oro, lo que significa que el oro llegaría a 10.000 dólares por onza.
El interés en el patrón oro va y viene con su precio. Ambos alcanzaron su pico a comienzos de la década de los años ochenta. El presidente Ronald Reagan convocaba a una comisión, mientras Paul Volcker, el titular de la Reserva Federal, hacía estallar la burbuja del oro subiendo las tasas de interés.
Hasta ahora Zoellick es el funcionario de mayor rango que introdujo el tema del patrón oro -si así se lo puede llamar-, en este ciclo del precio del oro. Esto da grandes oportunidades para más debate y más oportunidad para que los precios suban, a medida que más personas adhieran a esta idea. Sin embargo, no significa que tenga sentido o que vaya a ocurrir.
Traducción: María Eugenia García Mauro