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El Gobierno de Javier Milei mantiene su postura de sostener el esquema de bandas cambiarias, mientras persisten las dudas sobre su continuidad a pesar de la reciente calma sobre el dólar.

“Las bandas cambiarias han sido un mecanismo muy utilizado por los países –y de manera muy exitosa– en los inicios de programas de estabilización. Nosotros llevamos apenas unos seis meses, y algunos quieren que ya flotemos libremente…Todavía no es el momento“, aseguró Luis Caputo días atrás.

En este contexto, la economista Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de Eco Go, analizó el esquema vigente y destacó que, si bien hubo una descompresión financiera notable, existen tensiones latentes en la economía real producto del atraso cambiario.

Atraso cambiario y apertura: una combinación riesgosa

En una entrevista radial, la directora ejecutiva de Eco Go criticó el nivel del tipo de cambio y fue clara al marcar su diferencia con la visión oficial: “Sería preferible tener un tipo de cambio más alto”.

En ese sentido, advirtió por los efectos colaterales de combinar la apertura comercial con un dólar barato. “La apertura de la economía en un contexto de tipo de cambio atrasado va a generar daño”, sentenció, refiriéndose a la pérdida de competitividad de la industria local frente a los importados.

Arrastre cero o rebote: el principal desafío para la actividad en 2026

En otro tramo de la entrevista, Dal Poggetto hizo hincapié en la actividad económica. Según su análisis, la economía tocó un piso en abril de 2024 y un techo en febrero, pero desde entonces ha operado en un “zigzag hacia abajo”, con caídas y rebotes intermitentes.

Respecto al futuro del esquema, Dal Poggetto descartó cambios bruscos por parte del Ejecutivo. “El Gobierno te dice que las bandas no se modifican”, afirmó, en alusión al esquema que se actualiza en forma diaria en una ponderación del 1% mensual.

Dal Poggetto advirtió sobre los riesgos de abrir la economía con un tipo de cambio apreciado.

La economista explicó que el freno reciente en la recuperación tiene un culpable claro: el crédito. Según su visión, tras la salida de los controles de capitales y la escasez de dólares, hubo una sobre reacción de la tasa de interés que impactó de lleno en el financiamiento.

Este movimiento brusco generó un aumento en la morosidad, no solo en las empresas, sino también en los créditos a las familias de sectores medios y altos. “Esa suba tan abrupta en la tasa te frenó el nivel de actividad”, dijo.

Con respecto la baja de tasas y la calma financiera reciente, proyectó un nuevo rebote para fin de año. No obstante, consideró que el promedio de la actividad esconde una realidad heterogénea, definida por el nuevo esquema de precios relativos y la apertura comercial:

  • Los ganadores: por un lado, destacó a la energía (Vaca Muerta) y, hasta el freno reciente, al sector financiero.
  • Los perdedores: como contraste, señaló a la industria, golpeada por la suba de costos en dólares y la competencia importada; la construcción, afectada por el parate de la obra pública (aunque con expectativas en el crédito hipotecario); y el turismo, que sufre el encarecimiento en dólares de la economía local.

“Si proyectas el nivel de diciembre para todo el año que viene, la economía no crece”, indicó, advirtiendo que el crecimiento de la economía dependerá del crecimiento “mes a mes”.