Las bolsas europeas devolvieron hoy parte de las ganancias de inicios de semana debido a los renovados temores sobre una crisis de deuda en Grecia y al desplome de títulos del sector de telecomunicaciones después de que la firma Bouygues rechazara una oferta.

Así, el Dax de Francia restó un 0,24%, el Dax de Alemania perdió un 0,62%, el Ibex de España retrocedió un 0,66%, y el Ftse de Grecia bajó un 1,97%.

Por el contrario, el Ftse 100 del Reino Unido sumó un leve 0,15%.

El índice de confianza empresarial de Alemania en junio también debilitó al mercado, al sugerir que las preocupaciones en torno a Grecia están presionando el ánimo en la economía más grande de Europa.

Las acciones de telecomunicaciones estuvieron entre las más débiles de la jornada después de Bouygues rechazó una oferta de compra de un segmento del grupo por parte de Altice.

Según el mercado, la oferta era por unos 10.000 millones de euros (11.160 millones de dólares) y habría sido rechazada por riesgos en la implementación de la unión y la confianza en sus propias perspectivas de crecimiento.

Incertidumbre en Grecia

El jefe del Gobierno griego, Alexis Tsipras, ha puesto en duda la voluntad por el Fondo Monetario Internacional de conseguir un acuerdo con Grecia.

Antes de su partida a Bruselas, el primer ministro señaló hoy la perseverancia de “algunas instituciones” de no aceptar las medidas alternativas propuestas por Grecia para asegurar el ahorro conforme al plan de rescate, según fuentes gubernamentales, citadas por EFE.

“Tal reiterado rechazo a medidas equivalentes nunca ha ocurrido antes: ni en el caso de Irlanda, ni de Portugal”, escribió Tsipras en su cuenta de Twitter. Y agregó: “Este comportamiento extraño parece indicar que no quieren un acuerdo o quieren servir a intereses específicos”.

Ayer, el Fondo Monetario Internacional se mostró muy negativo respecto a la propuesta de Tsipras de aplicar una suba de impuestos para cerrar el agujero presupuestario de 8.000 millones de euros, una medida que exigen el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea.

Los acreedores insisten en que el ajuste debe estar basado en el recorte de gastos y no tanto en el alza de impuestos.