El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pronto deberá tomar una de las mayores decisiones económicas de su presidencia. Bernanke, el titular de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), dejará su puesto el 31 de enero de 2014, luego de siete años en la conducción de la política monetaria.
Dado que las decisiones de Estados Unidos en esta materia repercuten más allá de sus fronteras, el mundo tiene un fuerte interés en los candidatos que podrán suceder a Bernanke. La campaña para encontrarle un sucesor arde y Obama duda entre dos especialistas: Janet Yellen, número dos de la Fed y su ex consejero financiero, Larry Summers, que parece contar con el aval de la Casa Blanca, pero afronta críticas y oposición política.
Summers, de 58 años, tiene un enfoque menos claro de la política monetaria y más trayectoria en el ámbito político: además de ser consejero de Obama entre 2009 y 2010, fue secretario del tesoro norteamericano de 1999 a 2001, bajo la presidencia de Bill Clinton. Sin embargo, poco se sabe cómo piensa que los bancos centrales puedan sostener a las economías de la mejor manera, cuando las tasas de interés en el corto plazo están en cero.
Por otro lado, Janet Yellen, de 67 años, es vista por la prensa norteamericana como la persona más adecuada para el puesto. En su condición de segunda de la Fed, se presume más predecible a la hora de poner en práctica su visión acerca de la política monetaria.
Pero Summers aparenta ser el preferido de Obama. A juzgar por sus antecedentes en otras áreas, es probable que impulse soluciones creativas pero que al mismo tiempo no quiera tener las manos atadas en cuanto a promesas sobre su posible cargo en la dirección de la Fed. En este sentido, muchos especialistas arriesgan que bajo su mando la Fed sería más audaz, pero menos predecible que en tiempos de Bernanke.
Larry Summers fue contratado por Citigroup y el fondo de inversión D.E. Shaw. Además trabaja para una empresa que asesora a pequeños bancos y a la compañía Nasdaq OMX. Por otro lado, es miembro del directorio de dos empresas en Silicon Valley que podrían entrar a la bolsa el próximo año.
Es así que sus conexiones en Wall Street lo pusieron en una posición incómoda. Al ver que a principios de agosto la popularidad de Summers ganaba terreno, legisladores demócratas adelantaron que no avalarían el nombramiento del ex-secretario del Tesoro.
Por el contrario, a fines de julio, varios senadores demócratas firmaron una carta pidiendo el nombramiento de Yellen. Su elección al mando de la Fed supone innovar en un mundo que tradicionalmente fue liderado por hombres. Yellen sería la primer mujer en ser titular de la Fed y por lo tanto, se convertiría en la segunda persona más poderosa de Estados Unidos detrás del presidente, con una fuerte proyección internacional.
La Fed no sólo conservó su tasa directriz cerca de cero desde fines de 2008 sino que además gasta u$s 85.000 millones cada mes en bonos del Tesoro y títulos hipotecarios, una medida que busca impulsar la actividad económica.
Esta política también favoreció a Wall Street, que volvió a alcanzar valores altos, aunque vacila apenas Bernanke menciona reducir la circulación de dinero fácil.
En este contexto, el presidente de la Fed tendrá que negociar su salida de manera hábil, iniciando una reforma en la política monetaria que implique una reducción del apoyo extraordinario del que se benefició la economía del país.