Los riesgos políticos y económicos que cobraron mayor importancia en Brasil durante los últimos días culminaron en una revisión de la perspectiva de su deuda a largo plazo de la calificadora Standard and Poors (S&P) a negativa desde estable.
La revisión de la calificadora se basa en el escándalo de corrupción que envuelve a Petrobrás, que perjudica al crecimiento económico brasileño y a la implementación de medidas de austeridad. Para S&P, una perspectiva negativa refleja una "probabilidad mayor de tres a uno" de que la corrección política se enfrente a más obstáculos dada la dinámica política y que el retorno a una trayectoria de crecimiento firme tomará más tiempo que el esperado.
Pese a que el gobierno de Dilma Rousseff temía por una modificación en calificación de Brasil, el mercado no anticipó que la revisión crediticia ocurriera tan pronto. Es que el cambio de panorama indica que una baja en su nota es posible entre los próximos 12 a 18 meses.
Tras el anuncio, el real brasileño se hundió 2% hasta las las 3,438 unidades por dólar, su máximo nivel intradiario desde marzo de 2003. Si bien al final de la rueda la divisa logró recuperar parte su caída hasta los 3,373 por dólar.
Aunque la agencia de riesgo mantuvo la calificación del soberano en "BBB-", podría recortar la nota a Brasil si se profundiza el deterioro de los indicadores fiscales y externos del país. "Durante el próximo año, el fracaso para avanzar en los ajustes fiscales y políticos podrían dar lugar a una erosión mayor a la esperada del perfil financiero de Brasil y erosionar aún más la confianza y las perspectivas de crecimiento, lo que podría dar lugar a una rebaja", remarcó el análisis de S&P.
Para Alberto Ramos, director de Goldman Sachs para América Latina, la revisión de S&P llegó antes de lo que esperaba el mercado, pero no fue sorpresivo o injustificado, luego de la fuerte revisión de los objetivos fiscales que se había propuesto para este año - del 1,13% del PBI para un mero 0,15% - y el deterioro de las perspectivas de la deuda pública en términos brutos.
"El gobierno está en la vía correcta de buscar el superávit fiscal como una de las herramientas que vuelva atractivo al país. Creo que el mercado no estaba esperando que recién en 2018 el gobierno alcance el objetivo propuesto de 2% del superávit fiscal primario. Esta meta se iba a alcanzar en 2016 pero ahora se retrasó dos años. Sin embargo, ante la desaceleración del crecimiento de Brasil y con un frente externo desfavorable, le va a costar más de lo previsto alcanzar el superávit", explicó Leonardo Bazzi, responsable de research de Puente.
La calificación de "BBB-" de S&P todavía se encuentra en un nivel por encima de la nota de "Baa2" con perspectiva negativa de Moodys y el "BBB" con perspectiva negativa que mantiene Fitch. Sin embargo, desde Goldman Sachs esperan que tanto Moodys como Fitch recorten en un escalón la nota de Brasil y que mantengan su perspectiva negativa.
"Es cada vez más probable que Brasil pueda llegar a ser despojado del codiciado estatus de grado de inversión por una o más de las agencias de calificación en algún momento entre el año que viene y 2017", estimó un informe del banco de inversión.