Georges Plassat, que hace una semana cumplió 63 años una edad en la que la mayor parte de la gente piensa en bajar el ritmo o, incluso, en retirarse se puso el lunes pasado en vía directa para ocupar un cargo que los especialistas de su sector describen como probablemente uno de los más difíciles de Francia, después del que ocupa el presidente francés: en junio próximo se convertirá en el tercer CEO de Carrefour SA en seis años cuando reemplace a Lars Olofsson. Hasta entonces, será director operativo de la empresa.
Plassat, cuya misión es detener la declinación en las ganancias y revivir el crecimiento de la segunda compañía minorista del mundo en términos de ventas, ha dicho que es consciente de la magnitud de la tarea que lo espera.
Desde hace por lo menos una década que el desempeño de la cadena de supermercados francesa está por debajo de su potencial, pero la declinación se aceleró desde el ingreso, en 2007, del fondo de inversión estadounidense Colony Capital y de Groupe Arnault, la unidad de inversiones de Bernard Arnault, el millonario francés de la industria del lujo.
Ambos grupos inversores, que actúan a través de Blue Capital, un joint venture, han sido acusados de ejercer una influencia que va más allá de su participación, que suma 16%. Muchos consideran que son parte de un problema de pensamiento a corto plazo que predomina en Carrefour.
A los 20 meses de la entrada de Blue Capital José Luis Duran, entonces CEO de Carrefour, ya estaba afuera. No le dieron ni el tiempo ni la potencia financiera que necesitaba para arreglar los problemas, opinó Richard Cathcart, analista del banco Espírito Santo.
Olofsson, un ex ejecutivo senior del área de Marketing de Nestlé, también deberá salir después de tres años en el puesto pese a que el año pasado pidió más tiempo para seguir intentando su estrategia.
Ahora todos esperan que Plassat haga algo que parece imposible: reestructurar el anticuado modelo de hipermercados de Carrefour dentro de un marco de tiempo que mantenga contentos a sus principales accionistas. Pero llega a Carrefour con una formidable reputación, tras lograr la recuperación de Vivarte, el conglomerado minorista francés, donde convirtió las pérdidas en ganancias poco después de asumir como CEO, en 2004.
