George Osborne se dirigía ayer hacia la Cámara de los Comunes con la denominada Declaración de otoño que confirmaba que su estrategia política y fiscal se ha descarrilado. En Downing Street, temían lo peor.
En cambio, el ministro emergió del Parlamento aclamado por los conservadores. Está llevando tiempo, pero la economía se está curando, aseguró Osborne e insistió: Vamos por el buen camino.
Por el contrario, Ed Balls su p
ar de la oposición laborista, criticó al gobierno del conservador David Cameron por no cumplir sus propios objetivos y lo acusó de ser injusto e incompetente y de estar alejado de la realidad.
El documento estaba empapado de tinta roja: los analistas independientes del ministro británico de Economía prevén que la economía del país se contraerá este año y que está lejos de cumplirse el objetivo de reducción de deuda fijado para 2016.
El ministro, el estratega político más hábil del partido Conservador, se vio obligado a admitir que eran demasiado optimistas sus esperanzas de achicar el déficit británico a tiempo para las elecciones de 2015.
Osborne esperaba pelear la elección en la cima de un auge económico. En cambio, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria aseguró que el déficit actual de 108.000 millones de libras sólo caerá a 73.000 millones para el año de las elecciones, lo que significa que la austeridad se extenderá hasta 2018.
Entre abucheos de la oposición, el ministro además de atrasar la fecha límite para reducir el déficit, anunció nuevos recortes presupuestarios que deben ayudar a equilibrar las cuentas públicas.
A diferencia de su presupuesto de marzo, Osborne se las arregló para dar alguna buena noticia. La gran noticia de la Declaración de Otoño fue la decisión de la coalición de no introducir ahora recortes en el gasto con el fin de seguir adelante con el plan fiscal. Ninguno de nosotros quería ir tras la meta de deuda, aseguró un ministro demócrata liberal.
Osborne pudo, por lo tanto, evitar los dolorosos nuevos recortes del gasto simplemente prorrogando su plan A otro año hasta 2018, un punto alejado en el horizonte político para la mayoría de los votantes.
En el corto plazo, Osborne pudo presentar un paquete fiscalmente neutral que brinda cierta ayuda a las empresas y familias trabajadoras y que refleja sus prioridades políticas.
El mensaje optimista de Osborne contrastó con las predicciones de la Oficina Presupuestaria en cuanto al crecimiento. En lugar de la expansión del 0,8% proyectado en marzo, la oficina prevé que la economía se contraerá un 0,1% este año y crecerá un 1,2% en 2013 y otro 2% en 2014. Estos pronósticos son incluso superiores a los que brindan otros organismos.
