En la alta diplomacia con los iraníes, los negociadores nucleares aceptaron un punto en particular: el regateo será hasta último momento.

Para los funcionarios y ministros de Asuntos Externos del P5+1 los cinco miembros permanentes del consejo de seguridad de la ONU y Alemania reunidos en Lausana para tratar de conseguir una emblemática tregua nuclear con Teherán, es agotador. Éstas son las discusiones diplomáticas más importantes con Irán en más de una década, y posiblemente sean las negociaciones internacionales más importantes para Medio Oriente de los próximos años. Sin embargo, pocos anticipaban que surgiera un acuerdo antes de la medianoche de ayer. Podría sellarse días después.

"Los iraníes son magníficos negociadores", aseguró Mark Fitzpatrick, el jefe del programa de no proliferación y desarme en el think-tank IISS, y el ex jefe nuclear del departamento de Estado norteamericano. "Son tácticamente brillantes. Pero el problema a veces es que ese brillo táctico puede no permitirles conseguir el resultado estratégico que buscan."

El equipo iraní en Lausana, encabezado por el ex ministro de Exteriores Mohammad Javad Zarif y el jefe nuclear del país Ali Akbar Salehi, están "haciendo un juego inteligente" afirmó Fitzpatrick, "pero si no aceptan los compromisos van a perder la oportunidad... una oportunidad única en la vida. Este acuerdo no se repetirá".

Las conversaciones hasta ahora han sido prolongadas: las reuniones comienzan temprano con café fuerte de por medio y terminan a la noche tarde.

A los plenipotenciarios no les fue nada fácil encontrar momentos breves de descanso para relajarse: John Kerry, secretario de Estado norteamericano, salió a andar en bicicleta por las montañas el sábado. El secretario de Energía estadounidense Ernest Moniz se escapó de la cárcel dorada del hotel a comer una pizza en un restaurante italiano. Al chino Wang Yi se lo vió por las mañanas haciendo jogging por la cornisa.

Si bien las negociaciones están estancadas, aseguran los diplomáticos, podría haber un avance en cualquier momento. "A medida que entramos en esta fase de las conversaciones, realmente es cuestión de encontrar soluciones políticas intermedias", aseguró un alto funcionario occidental. "Todos mantienen cerradas sus cartas. Todos están probando las defensas de los otros y tratado de encontrar la mejor solución".

Una maniobra de los iraníes que genera enojo entre los diplomáticos del P5+1 es la costumbre que tienen de dar marcha atrás de pronto en temas de discusión supuestamente acordados con anterioridad. Después de que el fin de semana los equipos del P5+1 se mantuvieron firmes sobre el crucial tema de la flexibilización de las sanciones de la ONU, el viceministro de Exteriores de Irán concedió una entrevista a la televisión iraní donde dijo que Teherán no había acordado exportar su acumulación de material nuclear.

Los iraníes también trataron de aprovechar las diferencias de opinión dentro del P5+1. Si bien hasta ahora las potencias mundiales mantuvieron un frente notablemente unido, hay diferencias: Francia asumió la postura más dura, y quiere que los términos del acuerdo deben mantenerse durante 15 a 20 años. Estados Unidos, ansioso por conseguir algo, está dispuesto a aceptar diez años. Mientras tanto, los rusos y los chinos potencialmente los mayores beneficiarios de cualquier alivio a los bloqueos al comercio internacional a veces se mostraron más complacientes con el tema de las sanciones de la ONU.

Ambos lados creen que ya cedieron suficiente terreno; sin embargo, los iraníes hicieron las concesiones más significativas cuando aceptaron bajar su número total de centrifugadoras a menos de 9.000. Por eso insisten en que ahora le toca a P5+1 dar el brazo a torcer.

"¿Puede el P5+1 realmente permitir que fracase sólo por el tema de las sanciones de la ONU?", señaló Cliff Kupchan, presidente del grupo Eurasia.

Es un juego con apuestas muy altas. "Hemos hecho verdaderos avances", aseguró un diplomático británico desde Londres. "Normalmente, negociar con los iraníes lleva semanas sólo para encontrar de que aceptan más negociaciones".

En esa línea, el acuerdo que se está negociando en Lausana no es definitivo. Es simplemente un amplio compacto político, diseñado para ganar tiempo y permitir a los expertos técnicos elaborar un acuerdo completo y permanente que se firme en junio. La próxima ronda podría ser aún más tensa.

Tal como señaló un diplomático occidental: "El problema con los entendimientos es que no son precisos, y rápidamente se convierten en malentendidos".