El multimillonario Albert Frère es conocido por ser el más franceses de los magnates belgas. Ahora su socio en los negocios, Bernard Arnault, está a punto de convertirse en el francés más famoso de Bélgica si consigue la doble ciudadanía.
Que Bernard Arnault busque la nacionalidad belga-francesa provocó una polémica sobre la imagen de Francia en el extranjero, las políticas económicas del gobierno socialista, el patriotismo y la utilidad del impuesto de 75% sobre las ganancias superiores a 1 millón de euros impuesto por François Hollande. También quedaron en el centro de la atención pública las relaciones comerciales entre los dos hombres más ricos de Europa, dada la reputación de Arnault como el entrepreneur más hábil y exitoso de Francia, con una fortuna personal que se multiplicó por diez a 21.000 millones de euros en los últimos 15 años.
La insistencia de Arnault (CEO del grupo de lujo que incluye marcas como Louis Vuitton, Dior y Moët & Chandon) de que seguirá siendo un residente fiscal en Francia fue recibida con escepticismo. La mayoría de los medios de comunicación del país sospecha que su solicitud de ciudadanía es el primer paso de una planificación fiscal.
Groupe Bruxelles Lambert, la compañía de inversión que controla Frère junto con la familia canadiense Desmarias, tiene fuertes participaciones en compañías líderes de Francia. Los dos hombres se conocen hace tres décadas. Tienen lazos comerciales pero cualquier idea de que podrían estar preparando un gran proyecto fue descartada ayer por el mismo Frère al diario Le Figaro.
