Parece una escena de una película de gángsters de bajo presupuesto. Cuatro hombres de traje sentados alrededor de una mesa traman una supuesta estafa financiera.

Sin embargo, ése es el Banco Central de Brasil o, mejor dicho, una representación de cómo sería si le otorgaran la autonomía formal, según uno de los últimos videos de campaña de la presidenta Dilma Rousseff. Una voz en off dice que la autonomía del Banco Central, como la propone Silva, significará darles a los banqueros "un gran poder de decisión sobre tu vida y la de tu familia; los intereses que pagás, tu trabajo, los precios y hasta tu salario".

La autonomía del Banco Central, un tema aparentemente oscuro en un país donde al menos uno de cada diez adultos es analfabeto, se convirtió en un asunto central de la reñida contienda electoral brasileña, que comenzará el domingo y probablemente incluya una segunda vuelta el 26 de octubre.

Si bien Rousseff y el partido gobernante PT sugieren que un Banco Central más independiente conducirá al hambre porque permitirá a los banqueros subir las tasas de interés a niveles usurarios, el partido izquierdista de PSOL advierte que hasta significaría una amenaza a la soberanía de Brasil.

"El debate perdió toda relación con la realidad", señaló Ricardo Brito, profesor de Economía en la escuela de negocios Insper en San Pablo. "Se ha convertido en un debate electoral no en un debate económico", aseguro.

También revela un preocupante surgimiento del socialismo al estilo venezolano y a la demonización de los bancos, que es exagerada por la campaña electoral pero que sin embargo viene creciendo en los últimos años, aseguró Simão Silber, profesor de Economía de la Universidad de San Pablo.

"Parece que nos alineamos cada vez más con países como Argentina y Venezuela", afirmó.

El debate lo inició Marina Silva, que en agosto llegó a encabezar las encuestas cuando asumió la candidatura del Partido Socialista Brasileño en reemplazo de Eduardo Campos tras su muerte en un accidente aéreo.

Como parte de un plan para que Brasil vuelva a las políticas económicas más ortodoxas, la ex recolectora de caucho propuso crear legislación que libere al Banco Central del control del gobierno federal.

Los intentos de Rousseff de presionar sobre el Banco Central para que baje artificialmente las elevadas tasas de interés del país en 2012 muestran que la medida es necesaria, asegura Silva. "Defendemos la independencia del Banco Central porque este gobierno con sus políticas erráticas ha devaluado el concepto de "autonomía operativa" e hizo necesario que se institucionalice su autonomía", afirmó en un reciente debate por televisión. En la práctica, la autonomía formal probablemente signifique cambios de reglas como establecer un mandato fijo para el presidente del Banco Central, aseguran los economistas, y simplemente pondrá a Brasil en línea con otras economías importantes y la mayoría de Latinoamérica. El Banco Central de Colombia es independiente desde 1991 y hasta el Banco Central argentino técnicamente, aunque no en la práctica, es un ente autárquico.

Sin embargo, el PT y los otros adversarios de Silva se aferraron a su propuesta como una forma de resaltar que ella es poco constante desde el punto de vista político y es vulnerable a manipulaciones provenientes de la élite del país.

Después de haber aprendido sola a leer a los 16 años, Silva se unió y luego renunció al PT y al Partido Verde, y sólo se incorporó al partido PSB después de haber fracasado en su intento por crear a tiempo su propio partido. A muchos brasileños también les sorprende su estrecha relación con Maria Alice "Neca" Setúbal, miembro de una de las familias controlantes de Itaú-Unibanco, el banco privado más grande de Brasil.

Para la comunidad inversora de Brasil, el debate sobre la independencia del Banco Central es particularmente angustiante.

Silva, que perdió terreno después de estar empatada con Rousseff durante semanas, todavía es considerada la mejor esperanza para ganarle al PT, muy criticado por sus políticas intervencionistas.

Sin embargo, pocos hubieran elegido su batalla por la política monetaria independiente. "La independencia del Banco Central es importante pero es un tema secundario", aseguró Brito, el profesor de Insper, agregando que sería más productivo discutir sobre la generosa banda fijada para la meta de inflación en Brasil y centrarse en otros asuntos más urgentes como la reforma del régimen de pensiones.

Tampoco hay evidencias de que la autonomía formal bajará la inflación, tal como muestra el ejemplo de Argentina, aseguran los economistas. Liliana Rojas-Suarez, profesora del Centro para el Desarrollo Global, asegura que la disciplina fiscal es igualmente importante para contener los precios. "La independencia del Banco Central es necesaria pero no suficiente", afirmó.

Peor aún, la batalla de Silva por la política monetaria no sólo es innecesaria sino que puede terminar costándole a los inversores lo que ellos más quieren: un gobierno que no sea del PT.