Hace sólo una semana José María Aznar, el ex presidente del gobierno de España, recordaba la herencia compartida entre su país y las antiguas colonias latinoamericanas, y decía que esperaba que se consolidara un futuro democrático para los miembros de la misma gran familia a ambos lados del Atlántico. América latina nos importa. Somos parte de ella. Latinoamérica es hoy un paradigma de democracia, libertad y crecimiento económico, aunque hay algunas excepciones, dijo Aznar en el lanzamiento de un informe sobre la región preparado por FAES, un think-tank que él preside.
Presumiblemente, la Argentina donde Cristina Fernández, la presidenta populista, nacionalizó sorpresivamente la mayor parte de la empresa de petróleo y gas YPF, controlada por la española Repsol era una de las excepciones.
La expropiación de lo que alguna vez fue la mayor inversión de una compañía española en el exterior difícilmente podría producirse en peor momento para Mariano Rajoy, el actual presidente del gobierno de España y sucesor de Aznar como líder del Partido Popular, la agrupación de centroderecha.
Dirigentes políticos y empresarios han acusado a la presidenta argentina de patear a España cuando está caída. Dicen que se aprovecha de la recesión económica y la crisis de deuda soberana de la eurozona en un momento en que algunos analistas predicen que Madrid seguirá el camino de Atenas, Dublín y Lisboa, y necesitará un rescate internacional.
Peor aún, casi el único punto brillante de la economía española en los últimos cuatro años de crisis ha sido el desempeño de sus inversiones en los mercados emergentes, y especialmente en Latinoamérica.
Debido a la actual recesión, las compañías europeas ven las ventajas de la diversificación geográfica. Las que han tenido mejores resultados son las que tienen inversiones fuera de Europa, en particular aquellas con fuerte presencia en mercados de rápido crecimiento de Latinoamérica, escribió el martes Lorenzo Bernaldo de Quirós, de la consultora Freemarket Corporate Intelligence, en una nota sobre el takeover de YPF.
Mientras los ecuatorianos, bolivianos y otros latinoamericanos que se habían trasladado a España en busca de trabajo han vuelto de a miles a sus hogares tras el colapso de la burbuja inmobiliaria española en 2007, los jóvenes españoles desempleados han comenzado a buscar trabajo en países como Chile, México y Argentina.
Y las compañías españolas han hecho lo mismo que los individuos. Corporaciones de sectores que van desde la energía a las telecomunicaciones, la banca y la hotelería, han hecho grandes inversiones en economías de rápido crecimiento, y eso les reportó beneficios.
Santander, el mayor banco de España y el más grande de la eurozona en capitalización de mercado, anunció orgullosamente en 2011 que, por primera vez, Latinoamérica había representado más de la mitad de las ganancias del grupo.
Sin embargo, los inversores españoles consideran que la Argentina es un país peculiar, inclinado a elegir dirigentes con escasa comprensión de la economía global. Nunca confiamos del todo en la Argentina, comentó el ejecutivo de una empresa española que tiene una subsidiaria rentable en el país.
Aunque Fernández decida avanzar sobre otras compañías extranjeras en la Argentina, pocos piensan que su ejemplo será seguido en el futuro cercano por las economías más importantes de la región.
