Ustedes hicieron que los milagros sucedan", dijo el ex zar de la energía china Zhou Yongkang a los trabajadores petroleros en 1999. Acababan de terminar la construcción de un oleoducto en Sudán en un momento en que nadie creía que el petróleo iba a superar los u$s 100 el barril.

Visto desde el otro lado del auge de los commodities, los milagros parecen más una ilusión. Los precios del petróleo están otra vez por debajo de u$s 50 el barril y la inversión global en recursos cae a medida que se enfrían las expectativas de crecimiento en china. Zhou, que llegó a dirigir los servicios de seguridad de China, ahora está en prisión por corrupción. La violencia en Sudán cortó el flujo de petróleo que sus equipos habían desarrollado con tanto esfuerzo. Pero Zhou tenía razón en muchos aspectos. Él fue uno de los pocos en anticipar que el apetito de recursos en China tendría un impacto global. China ahora es el mayor importador de crudo en el mundo y sus decisiones de inversión afectan a todos los continentes.

El hambre de petróleo, acero y químicos se estaba recién despertando a principios de este siglo. Su ola de compras llegó no sólo a los barriles físicos sino también a los yacimientos petrolíferos y minas de metales, mientras las autoridades chinas encabezadas por Zhou buscaban seguridad energética y un lugar donde invertir las crecientes reservas de divisas. La voluntad de China de pagar tasas superiores a las del mercado ayudó a inflar los precios de los activos y llevó a un rápido crecimiento de la inversión y de los ingresos en países ricos en petróleo y otras materias primas.

Ahora, cambió la voluntad del gigante asiático en cuanto a sus inversiones en el extranjero, lo que hizo olas en países que se beneficiaron mayormente del crecimiento de la demanda y la inversión china durante la década de auge de los commodities.

Desde Angola hasta Australia, desde Venezuela hasta Zambia, las tasas de crecimiento están disminuyendo como resultado de la caída de los precios de las exportaciones de recursos y la menor inversión extranjera.

Lin Boqiang, decano del Instituto para Estudios en Política Energética de la Universidad de Xiamen en China, señaló: "solíamos comprar mucho, pero ahora tenemos compras reducidas. Por lo tanto, eso influirá enormemente en la ecuación de oferta y demanda."

Las cifras oficiales de China muestran un crecimiento del PBI deslizándose hacia 6,9% en el tercer trimestre, la tasa más baja desde el primer trimestre de 2009. Esta desaceleración está llevando a las multinacionales a reducir sus inversiones.

Hace un año, el grupo petrolero estatal chino Sinopec encargó una amplia auditoría de sus activos en el extranjero para saber qué yacimientos todavía eran rentables después de la seguidilla de compras realizadas durante los años en que Zhou era uno de los hombres más poderosos de China, según fuentes de FT. La auditoría mostró que Sinopec invirtió en Angola miles de millones en campos de baja producción.

Angola, que es el segundo mayor proveedor de crudo de China, tuvo que reducir su presupuesto anual en u$s 15.000 millones. Nigeria, el principal productor de petróleo de Africa, está recortando el gasto en infraestructura. Ambos países enfrentan las consecuencias de monedas que se han debilitado abruptamente.

Los menores ingresos provenientes de las exportaciones de petróleo y minerales lleva a los gobiernos africanos a reducir las licitaciones para proyectos viales y energéticos. Dichos proyectos a menudo son financiados por préstamos de bancos chinos y construidos por compañías chinas. Pero ahora, con menores precios a la vista, los gobiernos africanos se muestran reacios a firmar compromisos nuevos.

En China, las petroleras que llevaron la generosidad hasta lejanos continentes también están en problemas. Cnooc es la petrolera nacional china más agresiva en sus recortes del gasto, pero sus rivales Sinopec y China National Petroleum Corp también están disminuyendo los proyectos extranjeros y locales y al mismo tiempo siendo cautelosos para mantener un compromiso público hacia los proyectos importantes en el exterior.

Pero a pesar del pesimismo, la demanda china de petróleo sigue siendo elevada. Las importaciones de crudo desde que comenzó el año hasta octubre subieron casi 9%.