Apenas horas después de diseñar la mayor apuesta en términos de política exterior de Estados Unidos desde que Richard Nixon fue a China, John Kerry, el veterano de Vietnam devenido en principal diplomático, explicó los motivos que lo impulsaron a procurar un acuerdo con un régimen iraní que a diario proclama "Muerte a Estados Unidos".
"Cuando dejé la facultad, fui a combatir a la guerra. Y en la guerra aprendí el precio que se paga cuando la diplomacia fracasa", afirmó el exsenador por cinco períodos consecutivos que perdió las elecciones presidenciales de 2004 ante George W. Bush. "Tomé la decisión de que si alguna vez tenía la suerte de ocupar un cargo desde el cual poder hacer una diferencia, intentaría hacerlo".
Mientras al presidente Barack Obama siempre se lo asociará con uno de los acuerdos más controvertidos de la política exterior estadounidense, Kerry lo hizo posible. Hablando en el hotel Palais Coburg de Viena, bromeó que el día era histórico porque era la "primera vez en seis semanas que se ponía zapatos", después de recuperarse de un accidente en bicicleta en Francia. Pero, en verdad, el acuerdo para impedir que Irán obtenga un arma nuclear fue una victoria que definió un legado para un hombre a cuya extensa carrera le faltaba una gran coronación.
"Cuando se tiene un secretario de estado que durante un año y medio condujo estas negociaciones remotas en las que había muchos intereses en juego, 18 días en Viena con una pierna quebrada, es algo bastante heroico", sostuvo Nicholas Burns, el negociador principal en Irán bajo el gobierno de George W. Bush.
Conforme al acuerdo, Irán debe suspender partes de su programa nuclear y dar marcha atrás con otras para garantizar su tiempo de "breakout"... el tiempo necesario para desarrollar suficiente material fisible para fabricar una bomba es de un año. También debe dar acceso a los inspectores a sus instalaciones nucleares declaradas y cualquier sitio sospechoso. A cambio, se lo eximirá del pago de las sanciones que han representado una carga pesada para su economía.
Personas allegadas a Kerry, de 71 años, afirman que su estilo personal -un ritmo frenético de trabajo y pura perseverancia conjugada con una increíble paciencia perfeccionada en el Senado- lo ayudó a asegurar lo que sus partidarios consideran la mejor forma de impedir que Irán fabrique una bomba nuclear.
Sus detractores replican que el acuerdo hará más vulnerable a Estados Unidos. Ed Royce, el presidente republicano del comité de relaciones exteriores de la Cámara de Diputados, donde Kerry testificará la próxima semana en relación con el acuerdo, sostiene que el acuerdo le da demasiado tiempo a Irán para abrir bases militares cuando se levanten sospechas y que no debió acordarse el levantamiento de embargos sobre armas convencionales y misiles balísticos al cabo de cinco y ocho años, respectivamente. "No cabe duda de que su afán por llegar al acuerdo sacó a relucir lo mejor de él, especialmente la semana pasada", afirma Royce.
Mientras que el acuerdo es una enorme apuesta para Obama, fue la persistencia de Kerry que convenció a Teherán de abrir el puño. "John Kerry se merece un enorme reconocimiento por su capacidad, determinación y visión", revela Bill Burns, el exsubsecretario de estado cuya participación fue clave para acercar a Irán a la mesa de diálogo. "No se cansa jamás".
Tom Daschle, exlíder de la mayoría del Senado que consoló a Kerry después de la derrota de 2004, describe el acuerdo como "un triunfo personal".
Otros comentarios son menos elogiosos. Una persona que conoce bien al secretario de estado describió lo describió como espectáculo "unipersonal" que presenta una política sobre la marcha y tiende a hacer promesas de negociaciones que quizás no pueda mantener: "Esta es la persona más segura del mundo... La derrota [de 2004] no socavó su confianza en sí mismo".
El acuerdo también consolida la transición de Kerry del Senado, un órgano hostil en el que estuvo a la sombra de Ted Kennedy, el otro senador de Massachusetts que ocupó hasta su muerte un cargo ejecutivo codiciado durante mucho tiempo por Kerry. "El Senado como que se paralizó y esto causa un efecto en la gente", afirma Don Riegle, exsenador y amigo. "El buscaba ese tipo de reacción. Se sentía frustrado en el Senado".
Kerry, que está casado con la heredera Teresa Heinz Kerry y cuyo padre también fue diplomático, se convirtió en secretario de estado después de que Obama se viese obligado a abandonar a Susan Rice, su primera opción. Pero puso manos a la obra, lo que incluyó un esfuerzo hercúleo, si bien infructuoso, por llegar a un acuerdo de paz con el Oriente Medio, antes de cambiar el foco a las negociaciones con Irán.
Jonah Blank, un exasistente que lo vio negociar con el presidente afgano Hamid Karzai, afirmó que estaba "hecho a la medida" de las negociaciones de Irán porque "cuando algo se le mete entre ceja y ceja algo como esto, es como bulldog". Frank Jannuzi, otro exempleado, recuerda una reunión de 2012 entre Kerry y el viceministro de relaciones exteriores de Norcorea en la que se delinearon lógicas similares a las del acuerdo con Irán. "Explicó que Estados Unidos no tiene enemigos permanentes", afirma Jannuzi. "Este fue el mensaje que dio: Si se abordan los principales problemas de seguridad -el programa nuclear de Norcorea, podríamos normalizar las relaciones".
Hay mucho por recorrer antes de lograr normalizar las relaciones con Teherán. El Congreso aún podría bloquear el acuerdo, mientras que Irán podría obligar a Estados Unidos mediante un engaño.
Pero es posible que Kerry siga trabajando en el asunto con el impulso que ha caracterizado su carrera de décadas. Su fe en sí mismo quedó retratada en una tira cómica del caricaturista Garry Trudeau, que asistió a la Universidad de Yale en la misma época que Kerry. En la tira cómica, un hombre entra en un aula y les cuenta a unos alumnos sobre un gran debate sobre Vietnam que se realizaría esa tarde. "Si les importa su país siquiera un poco, mejor que vayan a escuchar al compañero John Kerry", declara. Después de que se va del aula, uno de los alumnos pregunta: "¿Quién era ese?" y otro le responde: "John Kerry".
