
Una propuesta para incrementar en 6,8% el presupuesto de la Unión Europea para el próximo año, presentada esta semana por la Comisión Europea, provocó duras reacciones de los Estados miembro que han estado recortando sus gastos bajo la iniciativa de austeridad fiscal conducida por Bruselas.
José Manuel Barroso, presidente de la Comisión, defendió su plan por 138.000 millones de euros como una inversión en Europa y prometió que la mayoría de los fondos fluirá de regreso a los Estados para apoyar los planes de impulso al crecimiento, tales como los proyectos de infraestructura transfronterizos.
Pero generó la indignación e incomprensión de muchas capitales, donde los gobiernos compiten por recortar presupuestos y complacer a los mercados financieros y cumplir con las nuevas y duras reglas fiscales de la UE.
El Tesoro del Reino Unido acusó a la comisión de ignorar deliberadamente los llamados de moderación de los países. Es inaceptable que la Comisión proponga un incremento del presupuesto que impulse la inflación cuando hay gobiernos a lo largo de Europa que están tomando decisiones difíciles sobre el gasto público, dijo el ministro del Tesoro, Mark Hoban.
El gobierno francés rechazó la propuesta como imposible, injustificable e inaceptable y un diplomático de uno de los estados miembros del norte la llamó hilarante.
La confección del presupuesto de la UE siempre es tensa, pero en los últimos años ha sido cada vez más hostil.











