Heineken, la tercera cervecera del mundo, está elaborando planes para construir hospitales y escuelas en Haití. La decisión pone de relieve el creciente papel que el sector privado, y en particular las empresas de productos para el consumo, está asumiendo en el sector público de los países más pobres.
Los fabricantes de alimentos y bebidas han quedado a la vanguardia de los esfuerzos por entrenar productores agropecuarios y mejorar la infraestructura, lo que fomenta las relaciones con los gobiernos y fortalece la situación social de los futuros consumidores.
La firma holandesa, que ya estableció clínicas para combatir el SIDA en frica, se reunirá con Michel Martelly, presidente de Haití, y con la Iniciativa Global Clinton (GCI, por la sigla en inglés) para formular planes para infraestructura social.
El mayor problema para el Banco Mundial y la CGI es saber cómo son administrados sus proyectos en el país. Las corporaciones tienen estructuras de auditoría y gestión que pueden manejar bien los proyectos. Ese es el aporte que pueden hacer, dijo John Nicolson, presidente de Heineken Americas.
El año pasado Heineken elevó su participación en Brana, la principal cervecera de Haití, de 22% a 95%.
Haití [tiene] 10 millones de personas y han sido abandonadas por el mundo. Uno va y parece que el terremoto fue ayer, y sin embargo, entró mucho dinero, señaló Nicolson.
