En el primer parque temático dedicado al chocolate de China, los fabricantes occidentales entregan muestras deliciosas y los maestros confiteros demuestran su arte en el uso del cacao.
Entre las exhibiciones de la World Chocolate Wonderland, la exposición de Shanghai, hay una réplica del ejército de soldados chinos de terracota realizada en chocolate amargo, rascacielos en miniatura hechos en chocolate blanco, y autos y aviones cubiertos por el mismo producto.
Con todo esto los fabricantes esperan convertir a los chinos en devotos del chocolate. Los más pudientes entre ellos ya aprecian el buen vino, los yates y los autos deportivos. Y ese gusto cada vez más sofisticado por las buenas cosas de la vida hizo trepar casi 40% las ventas de dulces y golosinas en China continental desde comienzos de la crisis global financiera.
Por otra parte, Beijing también cuenta con la expansión en el gasto dedicado a la compra de bienes de consumo de todo tipo, incluyendo automóviles, electrodomésticos y licores, para sostener el crecimiento en un momento en que la economía china busca cortar su dependencia de las exportaciones.
Los consumidores ricos de China han aumentado el gasto en chocolates de buena calidad, ha dicho Shaun Rein, autor del libro El fin de la China barata: tendencias económicas y culturales que cambiarán el mundo.
Más de la mitad de la venta de productos de chocolate en el país asiático corresponde a regalos, y Navidad y el Nuevo Año Lunar son las temporadas pico. Rein señaló que las golosinas costosas llenan un vacío en los regalos tradicionales. Cuando uno no quiere comprarle a alguien una lapicera Mont Blanc, pero quiere regalarle algo más caro que las tradicionales mooncakes, el chocolate ocupa una buena posición de mercado.
Paul Chao, de World Chocolate Wonderland, comentó que los chinos solían conformarse con chocolate de bastante baja calidad pero a medida que muchos de ellos, y principalmente los jóvenes, viajan más, están desarrollando el gusto por las variedades europeas de primera calidad.
