El presidente Javier Milei se enfrenta a un formidable enemigo mientras intenta contener la fuga del peso antes de las cruciales elecciones legislativas: los creativos operadores de divisas de Argentina. El historial de estrictos controles cambiarios y crisis económicas del país sudamericano ha impulsado a los inversores a desarrollar innumerables estrategias para obtener beneficios de las políticas gubernamentales. Su voraz demanda de dólares puede ser una espina clavada para los líderes argentinos, que atraviesan dificultades económicas. Operadores individuales adquirieron 9.500 millones de dólares del banco central argentino entre abril y agosto para venderlos por más pesos en un mercado cambiario paralelo, según un informe del Banco Provincia, de capitales públicos de Buenos Aires, citado por la casa de bolsa local One618. Las compras, equivalentes a aproximadamente la mitad de los dólares de exportación agrícola de la temporada de cosecha argentina, dificultaron a la autoridad monetaria la compra de dólares para reponer sus escasas reservas de divisas sin debilitar el peso, algo que Milei deseaba evitar. "En Argentina, cualquiera que entienda los trucos del mercado puede obtener ganancias inexistentes en otras partes del mundo, a costa de drenar al Banco Central", afirmó Salvador Vitelli, jefe de investigación de la consultora financiera local Romano Group. La incapacidad de Milei para acumular reservas ha desconcertado a los inversores en las últimas semanas y ha provocado una venta masiva de activos argentinos. La turbulencia del mercado comenzó el mes pasado, cuando una derrota electoral localdesastrosa puso en duda el apoyo a las reformas de libre mercado de Milei, lo que provocó un desplome en los precios de los bonos y el peso. Esto alimentó las expectativas de que el gobierno pronto tendría que devaluar el peso de su banda cambiaria actual, agravando la ola de ventas. Una promesa de apoyo financiero, formulada con vaguedad, por parte del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, ha moderado, pero no eliminado, la volatilidad, con el peso subiendo un 10% la semana pasada antes de caer un 7% esta semana. Milei ha culpado a sus enemigos políticos, quienes, según él, han vendido pesos o han incitado a otros a hacerlo. "Están dispuestos a arrasar con todo para llegar al poder", declaró a los medios locales el miércoles. Sin embargo, los analistas afirmaron que los operadores también tendrían razones menos perversas para presionar al peso. La demanda de dólares suele aumentar en Argentina antes de las elecciones, ya que las personas y las empresas se protegen contra el riesgo político. La tendencia se ha intensificado desde la sorpresiva derrota del presidente conservador Mauricio Macri en las primarias de 2019 frente al peronismo de izquierda, que arrasó con casi el 40% de la bolsa argentina en un solo día. La demanda de dólares también aumentó el mes pasado cuando la crisis política debilitó tanto el tipo de cambio del mercado negro como el tipo de cambio paralelo legal, mientras que el peso oficial se vio impulsado por la intervención del Banco Central. La creciente brecha entre los tipos de cambio fomentó las operaciones de arbitraje, conocidas localmente como "el rulo". Esta es una de las tácticas más sencillas que han utilizado los argentinos para obtener el tipo de cambio oficial, cuyo acceso estaba estrictamente restringido antes de que Milei flexibilizara los controles cambiarios en abril. Las empresas pueden falsificar facturas de asesoramiento legal o servicios informáticos en el extranjero para acceder a un tipo de cambio más barato para los importadores. En la década de 2010, existía la "tendencia de abrir bares de playa falsos en Uruguay y llevar un montón de tarjetas de crédito para realizar pagos en un lector de tarjetas", explicó Diego Fraga, abogado fiscal argentino. "Las distorsiones cambiarias dan lugar a muchos negocios, algunos legales, otros no tanto", añadió. Las políticas cambiarias son fundamentales para el trabajo de los operadores argentinos. "Mientras que en Nueva York empiezan el día consultando las noticias, lo primero que un operador argentino revisa es la página de comunicaciones del Banco Central", comentó un corredor local. "Es muy importante contar con un buen departamento legal que pueda interpretar rápidamente cada nueva norma para poder capitalizar rápidamente los cambios sin incurrir en multas", añadió. El viernes pasado, el gobierno de Milei restableció una norma que prohíbe a quienes compran dólares en el mercado oficial venderlos en los mercados paralelos. Mientras tanto, el Central advirtió a las aplicaciones de billetera digital, utilizadas por muchos argentinos para invertir y realizar pagos, que dejen de vender dólares al tipo de cambio oficial, alegando que habían malinterpretado las normas vigentes. Las medidas buscaban frenar el arbitraje, que absorbió gran parte de una entrada de 7.000 millones de dólares en exportaciones agrícolas provenientes de granos almacenados que el gobierno incorporó al mercado en las últimas semanas mediante una breve exención de impuestos a las exportaciones, mientras luchaba por apuntalar el peso. Sin embargo, los analistas afirman que los argentinos tienen mucha experiencia en encontrar maneras de evadir las normas. "Hay parejas en las que uno compra el dólar oficial y el otro lo vende en el mercado paralelo", afirmó Vitelli. Reintroducir restricciones también tiene efectos secundarios. Reducir el suministro de dólares oficiales al mercado paralelo ha provocado un mayor debilitamiento del peso paralelo, ampliando la brecha con el tipo de cambio oficial al 5 %. Según los analistas, cuanto mayor sea la brecha cambiaria, más probable es que los argentinos tomen otras medidas que tensionen las reservas del Banco Central, como aumentar las importaciones, que en efecto se subsidian cuando hay un tipo de cambio oficial más bajo. "Es una pendiente resbaladiza", afirmó Juan Manuel Pazos, economista jefe de One618. "Cualquier restricción crea un arbitraje en otro lugar, por lo que es necesario crear más regulaciones para bloquearlo, y en el momento en que se bloquea ese arbitraje, se crea otro... se termina con 46 millones de personas buscando maneras de desviar reservas". Los economistas estiman que el BCRA cuenta con apenas unos pocos miles de millones de dólares en reservas líquidas que puede utilizar para apuntalar el peso y defender su banda cambiaria, a tres semanas de las elecciones de mitad de mandato. La mayoría afirmó que esperaba que las autoridades vendieran todo lo que pudieran para evitar una devaluación perjudicial antes de las elecciones, pero que la política cambiaria del gobierno debe cambiar después. En un intento por calmar los mercados, Milei declaró el miércoles a la radio local que el gobierno estaba "trabajando en los detalles" del apoyo estadounidense. Funcionarios del Ministerio de Economía visitarán Washington este fin de semana, antes de la visita de Milei a la Casa Blanca el 14 de octubre. "Sabíamos que esto podía pasar", añadió el presidente sobre la turbulencia del mercado. "Ahora se trata de superar el infierno que supone este año electoral".