Bruselas empezó a investigar en profundidad el acuerdo mediante la cual el gigante químico alemán Bayer comprará a Monsanto por u$s 66.000 millones, la última operación de un trío de grandes fusiones que están reformulando el sector global de agronegocios.

Las autoridades antimonopólicas europeas temen que el acuerdo que creó al proveedor de semillas y químicos para cultivos más grande del mundo "disminuya la competencia, suba los precios, baje la calidad, reduzca la variedad y merme la innovación".

Los productores agrícolas, los reguladores y los políticos comparten los mismos temores en torno a una combinación que un ambientalista describió como "una boda que tuvo lugar en el infierno".

A Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia, le preocupa que la operación pueda reducir la competencia y la investigación y desarrollo de pesticidas y semillas. Bruselas también tiene miedo de que pueda conducir a una menor inversión en nuevas tecnologías digitales para el campo, como el uso de datos para diseñar a medida los métodos de producción.

"Necesitamos garantizar la competencia efectiva para que los productores agrícolas puedan tener acceso a productos innovadores, mejor calidad y también comprar productos a precios competitivos" dijo Vestager.

Los cambios que Bayer y Monsanto ofrecieron en julio en respuesta a las preocupaciones del regulador no fueron suficientes. Se espera que Bruselas recomiende ventas en desarrollo de productos y en áreas donde las dos compañías se superponen como semillas de algodón, canola y pesticidas.

Bayer dijo que espera el estudio, "debido al tamaño y alcance de la transacción" y repitió que la combinación de las empresas "va a ser altamente beneficiosa para los productores agrícolas y los consumidores".

El acuerdo Bayer-Monsanto aceleraría la rápida consolidación del mercado de agronegocios, tras la fusión de Dow Chemical y Dupont, y la adquisición de Syngenta por parte de ChemChina.