Cuando Alexei Venediktov este mes quiso alertar a la gente sobre una represalia en una redacción de Moscú, el productor de radio de 56 años quiso asegurarse de que captaría la atención en forma inmediata. Escribió la noticia a sus 85.000 seguidores que tiene en Twitter.
En una hora, miles de bloggeros rusos estaban preguntando porqué la dueña de Ekho Moskvy, Gazprom Media (que tiene conexiones con el Kremlin) había decidido modificar el directorio de la emisora de radio.
Un día después, cuando Venediktov tuiteó anunciando que de repente lo habían llamado fiscales para hacerle preguntas, obtuvo una respuesta aún más fuerte, lo que llevó a las autoridades a cerrar la investigación el mismo día sin explicación alguna.
El Kremlin de Vladimir Putin repentinamente se dio cuenta de que el panorama de los medios de comunicación en Rusia no es el mismo que heredó en 2000.
Si bien crecen los temores a medidas drásticas contra las redacciones de medios liberales, la velocidad y flexibilidad que ofrece la tecnología de las redes sociales crean un desafío más complejo para el control estatal. Desde 2007, la cantidad de usuarios de Internet en Rusia aumentó de 22,8 millones a 52,9 millones, mientras que el número de gente que usa la popular plataforma de blogging LiveJournal creció de 1,3 a 5,8 millones. Más de 13 millones de rusos tienen cuenta en Facebook.
El cambio explica sin duda cómo fue que creció el sentimiento opositor ruso tras el supuesto fraude en las elecciones parlamentarias de diciembre.
A días de las elecciones presidenciales el 4 de marzo, los grupos de Internet aseguran que observaron una mayor interferencia proveniente de las organizaciones defensoras del Kremlin, ya sean oficiales o no oficiales, preocupadas por el auge de los debates políticos online.
El servicio de seguridad federal de Rusia pidió al popular sitio de redes sociales VKontakte bloquear ciertos grupos y eventos asociados con protestas contra el gobierno, reveló el fundador del Sitio Pavel Durov en diciembre. El sitio rechazó por completo el pedido.
Otros sitios web, incluyendo LiveJournal, la plataforma de blogging con más usuarios en el país, enfrentó una ola de interferencias los días previos a las elecciones. Este mes el diario Kommersant anunció que había rastreado uno de esos ataques y que provenía de Nashi, un grupo de la juventud pro Kremlin. Nashi negó cualquier participación en las interferencias.
Anton Nossik, un conocido blogger y ex CEO del motor de búsqueda ruso Rambler, señaló que varios grupos reciben frecuentes visitas de las agencias de cumplimiento de leyes, que a menudo tratan de establecer una relación informal con la compañía. Algunas escriben cartas informales pidiendo cierta información. Legalmente no deberíamos proporcionarla. Si lo hacemos, eso puede ser motivo para que las mismas autoridades nos censuren después por haber manejado mal los datos personales. Y a ellos les gustaría tener esa influencia, explicó.
El gran temor es que los ejecutivos de compañías de Internet rusas estén más interesados en hacer dinero que en proteger a sus usuarios, una preocupación en particular de los dueños de otros intereses comerciales que podrían verse presionados por el Kremlin.
