Alexis Tsipras, que a los ojos de su pares de Europa es insensato y poco confiable, sigue teniendo una enorme aceptación en su país, más que cualquier primer ministro griego de los últimos tiempos.
Según una encuesta publicada el mes pasado mientras Tsipras enfrentaba a los rebeldes de Syriza -su partido gobernante de izquierda- que se oponen a las mayores medidas de austeridad, su índice de popularidad era de 61%, cifra que nunca registró ningún político griego desde que estalló la crisis financiera hace seis años.
Ahora, en su última jugada política, Tsipras busca capitalizar su popularidad llamando a elecciones anticipadas que probablemente se realicen el 20 o 27 de septiembre. Afirmó que es el momento de "poner a juicio del pueblo" todo lo que hizo en sus siete meses en el poder, incluyendo un rescate internacional por 86.000 millones de euros.
Será la tercera vez en este año que el electorado griego participará de una votación nacional después de las elecciones generales de enero y el referéndum en julio sobre un anterior plan de rescate, donde ganó el "No" que solicitaba Tsipras.
Los comicios del mes próximo apuntan también a aplastar la rebelión de la línea dura de Syriza que al votar en contra de las últimas medidas de rescate desmanteló la mayoría parlamentaria que tenía el gobierno.
Para algunos observadores, el secreto de la inquebrantable popularidad de Tsipras está en su voluntad de enfrentarse a los socios europeos de Grecia.
"Tsipras se plantó frente a Alemania como ningún otro líder griego. Y pese a su giro de 180º, se lo ve como alguien que dio una buena pelea, es muy David y Goliat", aseguró Mujtaba Rahman, director de análisis europeo en la consultora de riesgo político Eurasia Group.
Se cree que Tsipras obtendrá un cómoda victoria electoral, pese a que probablemente pierda su clara mayoría parlamentaria porque no contará con el apoyo de Unidad Popular, un nuevo partido de izquierda que crearon los rebeldes de Syriza.
Su líder Panagiotis Lafazanis, un ex comunista que encabeza una facción Plataforma de Izquierda, y otros 24 legisladores anunciaron el nuevo partido mediante una carta dirigida al parlamento.
Lafazanis criticó al primer ministro por su "voltereta" para apoyar un nuevo paquete de rescate después de prometer a los votantes que no habría más rescates. Sin embargo, parece poco probable que eso vaya a debilitar la posición de Tsipras frente a los votantes, a quienes les gusta el hecho de que no es miembro de la desacreditada viaja clase política y que admite públicamente haber cometido errores durante su mandato.
Para los griegos comunes y corrientes, Tsipras da la impresión de ser sincero, directo y estar dispuesto a escuchar. Normalmente sonríe aún cuando no hay cámaras presentes -aunque endurece su mirada en situaciones tensas con los socios europeos de Grecia, aseguran quienes trabajan con él.
Ayuda que los líderes de los tres partidos de la oposición griega pro Europa sean considerados de la vieja guardia o relativamente desconocidos en comparación, señaló un analista que no quiso darse a conocer.
"No pueden desafiar a Tsipras en el terreno de la política porque ellos se comprometieron a apoyar el rescate . . . y los más jóvenes no tienen la experiencia práctica que tiene él en política", agregó.
Se cree que dos partidos chicos pro Europa -el Movimiento Socialista Panhelénico y To Potami (El Río) de centroizquieda- podrían ser los probables candidatos para formar coalición con Syriza. Eso dejaría encabezando la oposición al tercero, la Nueva Democracia de centroderecha.
El momento elegido para la elección -dado que una nueva ronda de aumentos de impuestos y recortes de gastos acordados según el nuevo rescate regirá a partir de octubre- debería también favorecer a Syriza.
La votación probablemente no genere preocupación entre los acreedores, si bien se demorarán algunas reformas mientras gobierne una administración provisoria.
Los actuales índices de aprobación se pondrán a prueba con las reformas fiscales y estructurales que se implementarán en los próximos 18 meses. Los cambios van desde un impuesto a las ganancias que se duplicará para los productores agrícolas hasta aumentos en el IVA en las islas griegas y otra reestructuración del endeudado sistema jubilatorio estatal.
Los votantes ya tienen problemas para pagar impuestos tras seis años donde los salarios del sector público y las pensiones estatales cayeron 40%, mientras que más de un millón de puestos de empleo privados han desaparecido en el mismo período.
Sin embargo, si el premier puede cumplir con su promesa de conseguir que los acreedores le otorguen concesiones en cuanto al alivio de la deuda, su popularidad no puede sufrir mucho, aseguró Rahman. "La plataforma de Syriza no apunta a la economía, sino a recuperar la dignidad nacional, y en eso seguirá siendo eficaz".
