La fragmentada izquierda griega, que durante décadas se mantuvo al margen de la política, repentinamente pasó a ser centro de atención gracias a un carismático joven cuyas duras posiciones atraen a una franja de votantes disconformes.

La pregunta es si Alexis Tsipras puede mantener el impulso que permitió que su partido Syriza obtuviera el segundo lugar en las elecciones generales del domingo. El país se dirige hacia una segunda vuelta el mes próximo en medio del temor a que pronto el país se vea obligado a salir del euro.

Tsipras recibió ayer el mandato de tratar de formar un gobierno de coalición, en carácter de líder de uno de los tres partidos que obtuvieron mayor cantidad de votos el domingo. Pero él dejó en claro que no hará concesiones a Nueva Democracia, partido de centroderecha, ni a Pasok, sus principales posibles socios para la coalición.

Ayer pidió explícitamente al próximo gobierno griego que denuncie su segundo acuerdo de rescate por 174.000 millones de euros, detenga los pagos de la deuda pública y nacionalice el sistema bancario, lo que provocó conmoción en la élite política del país.

Loukas Tsoukalis del think-tank Eliamep, en Atenas, comentó: Para formar un gobierno se necesita del apoyo o la aceptación tácita de Syriza y queda claro que no ocurrirá.

Antonis Samaras, que encabeza Nueva Democracia y se reuniría hoy con Tsipras para conversar sobre una coalición, elevó la temperatura política al decir que las propuestas del líder de Syriza representaban un pedido para que Grecia dejara el euro.

Pero los seguidores de Tsipras niegan las nefastas advertencias del establishment político de Atenas. Syriza está defendiendo a la gente que ha sufrido debido a las medidas del rescate, así que lo votamos, dijo Demos Stergides, que perdió su empleo en la industria textil el mes pasado.

Syriza es la principal fuerza en la coalición de grupos de izquierda, algunos de los cuales datan de la resistencia a la junta militar que gobernó Grecia desde 1967 hasta 1974, que se encolumnaron detrás del fuerte liderazgo y severa retórica de Tsipras.

Quienes lo critican sostienen que su sueño de formar la primera coalición de izquierda del país no es realista, dado que el partido Comunista Griego rechazó sus ofertas de cooperación. Allianza Democrática, el otro partido de izquierda en el parlamento, tampoco estaría dispuesto a participar de la alianza ya que hace dos años se abrió de Syriza.

Los tres partidos de izquierda suman sólo 97 bancas de un Parlamento compuesto por 300 miembros, lo que deja a Syriza muy lejos de una mayoría aún si Pasok, con 41, diera un giro y decidiera unírsele, una medida que difícilmente tome su líder Evangelos Venizelos, aseguran sus allegados.