El debate sobre la inmigración en España ha escalado un nuevo peldaño con la aprobación en el Senado de un polémico plan impulsado por el Partido Popular (PP).
La medida, que busca establecer un marco más restrictivo en materia migratoria, ha sido respaldada por Vox y ha provocado una fuerte reacción por parte del Gobierno y las fuerzas progresistas.
Síguenos y léenos en Google Discover.
Léenos siempre en Google Discover.
Con la inmigración como eje de controversia política, la nueva propuesta legislativa promete cambiar el enfoque actual de acogida y regularización. Desde el oficialismo, ya se habla de "una regresión" y se alerta sobre las consecuencias sociales de aplicar un enfoque excluyente.
Un acuerdo entre PP y Vox que aviva el conflicto político
El plan de inmigración aprobado en el Senado fue presentado por el Grupo Parlamentario Popular con una moción que establece nuevas directrices para las políticas migratorias.
Entre ellas, se propone limitar la concesión de autorizaciones de residencia a personas extranjeras que hayan ingresado de forma irregular y vincular la política migratoria con las necesidades del mercado laboral.
Vox respaldó esta medida sin presentar enmiendas. Según su portavoz, Pepa Millán, "España no puede seguir siendo la puerta de entrada de toda la inmigración ilegal de Europa", al tiempo que defendió la urgencia de "cambiar el actual sistema de acogida que está totalmente pervertido".
Desde el PSOE, la senadora Josefina Bueno advirtió que la moción "roza los límites constitucionales" y afirmó que "es un retroceso en materia de derechos humanos y un intento de criminalizar la inmigración". La representante socialista calificó la propuesta de "xenófoba" y "perversa", criticando además la falta de rigor jurídico de la moción.
Críticas del Gobierno y divisiones en el Parlamento
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones manifestó su oposición tajante a la iniciativa. Según fuentes oficiales, "el enfoque que plantea el PP rompe con el modelo de integración que España ha desarrollado durante décadas".
También se recalcó que "la inmigración contribuye de forma decisiva al crecimiento económico y a la sostenibilidad del sistema público".
En el ámbito parlamentario, otros grupos como Sumar y ERC denunciaron el carácter excluyente de la propuesta. Desde la formación de Yolanda Díaz se señaló que la iniciativa "criminaliza a quienes vienen a trabajar, vivir y contribuir a nuestra sociedad". El senador de ERC, Bernat Picornell, afirmó que "se trata de una moción que genera odio y alimenta la estigmatización".
No obstante, el texto fue aprobado con el respaldo de la mayoría de la Cámara Alta, reflejando el peso actual del PP y Vox en el Senado, donde suman más de 150 escaños.
Un escenario de tensión política y social
Este nuevo paso en el debate migratorio en España llega en un contexto de creciente polarización política. Desde el Gobierno se insiste en que estas medidas "no se ajustan ni a la Constitución ni a los valores europeos". La ministra Pilar Alegría expresó que "no se puede utilizar la inmigración como arma electoral" y pidió responsabilidad a los partidos de la oposición.
Mientras tanto, organizaciones sociales y de derechos humanos advierten sobre el impacto que esta moción podría tener en la vida de miles de personas migrantes. Reclaman que se mantenga un enfoque garantista que respete la dignidad humana y fomente la inclusión.
La moción aprobada en el Senado no implica un cambio legislativo inmediato, pero marca el rumbo del debate en los próximos meses y deja claro que la política migratoria será uno de los grandes ejes de confrontación entre el Gobierno y la oposición en esta legislatura.