

La transformación digital y las uniones entre bancos han provocado el cierre de numerosas oficinas y cajeros en España. Desde 2008, esta tendencia ha ido en aumento, con una pérdida de 16,426 cajeros hasta 2022.
El ámbito rural es el más golpeado, con muchos pueblos perdiendo acceso a cajeros. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, cerca de 1,5 millones de españoles no tienen un cajero en su localidad.
Para paliar esto, se ha introducido el "ofibus", un vehículo con servicios bancarios, pero no es universal.

Otra razón para la reducción de cajeros es la preferencia decreciente por el efectivo. Las estadísticas del Banco de España señalan que tanto la frecuencia como el monto de retiro han descendido. La pandemia potenció la adopción de pagos electrónicos y muchos consumidores no quieren regresar al efectivo.
Las alternativas a los cajeros automáticos en España
Existen alternativas como el cashback, donde al comprar con tarjeta en tiendas se puede solicitar efectivo extra. Aunque más bancos lo ofrecen sin coste, su uso es aún moderado.

En conclusión, la evolución digital bancaria y el desinterés en el efectivo han reducido el número de cajeros, afectando sobre todo a zonas rurales. Pese a soluciones como el cashback, su adopción sigue siendo restringida.














