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El Vaticano ha compartido en su blog oficial el pasado domingo, 30 de marzo de 2025 una prédica dirigida a todos los cristianos con un llamado a reflexionar sobre la palabra de Jesús.

Además, han publicado la interpretación que el titular de la Santa Sede, Jorge Mario Bergoglio, realiza de estos versículos bíblicos. En ella, el papa Francisco habla sobre la dignidad inquebrantable de ser hijos de Dios, el consuelo en momentos de desánimo y la esperanza y el amor divino que siempre están presentes, incluso en situaciones difíciles.

Las palabras del papa Francisco

El papa Francisco destacó la inquebrantable dignidad de ser hijos de Dios, enfatizando que "nuestra condición de hijos de Dios es fruto del amor del corazón del Padre". Esta enseñanza, según el pontífice, no depende de nuestros méritos o acciones, lo que significa que "nadie nos la puede quitar, ni siquiera el diablo". Esta afirmación busca brindar consuelo a aquellos que se sienten perdidos o desalentados en su camino espiritual.

El papa también reflexionó sobre las preocupaciones de los padres y educadores, quienes a menudo se preguntan si su esfuerzo ha sido en vano al ver a sus hijos tomar decisiones equivocadas.

"Pienso en las madres y en los padres preocupados cuando ven a los hijos alejarse siguiendo caminos peligrosos", expresó. Su mensaje es claro: incluso en los momentos más difíciles, la esperanza y el amor de Dios permanecen inalterables.

Finalmente, Francisco se dirigió a aquellos que se encuentran en situaciones complicadas, como los encarcelados o quienes han cometido errores en su vida. "Dios me espera, Dios quiere abrazarme", afirmó, recordando que, sin importar las circunstancias, siempre hay un camino de regreso al amor divino. Su mensaje de misericordia y perdón resuena con todos aquellos que buscan redención y un nuevo comienzo.

La lectura de la Biblia para este día

Primera lectura: Lectura del Libro de Josué 5, 9 a. 10-12

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: "Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio de Egipto". Los israelitas acamparon en Guilgal, donde celebraron la Pascua, al atardecer del día catorce del mes, en la llanura desértica de Jericó. El día siguiente a la Pascua, comieron del fruto de la tierra, panes ázimos y granos de trigo tostados. A partir de aquel día, cesó el maná. Los israelitas ya no volvieron a tener maná y desde aquel año comieron de los frutos que producía la tierra de Canaán.

Segunda lectura: Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 5, 17-21

Hermanos: El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo. Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos confirió el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y renunció a tomar en cuenta los pecados de los hombres y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación.

Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo y por nuestro medio, es Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios. Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.