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La medicina ha avanzado de forma espectacular, pero el mayor poder para prevenir enfermedades radica en lo cotidiano. Silvio Garattini, oncólogo de renombre y presidente del Instituto Mario Negri en Italia, lleva casi un siglo comprometido con una verdad simple: la mayoría de patologías crónicas no son un destino inevitable, sino el resultado de nuestros hábitos, y eso sí está bajo nuestro control

Ahora, con 96 años y pleno vigor, Garattini sostiene que impedir que las enfermedades llegar sea tan actitud como conocimiento. "Se necesita una revolución, una forma diferente de abordar la salud", sostiene el médico en una entrevista con el medio italiano FirstOnline. La propuesta es radical en su sencillez: alimentación, ejercicio y desmedicalización.

Dos pilares para una vida más sana, según Silvio Garattini, oncólogo italiano

La alimentación saludable encabeza su lista de prioridades. Garattini defiende una dieta variada y moderada: "Hay que levantarse de la mesa con la sensación de que todavía se tiene un poco de hambre". Esta medida no es anecdótica: estudios muestran que reducir la ingesta en un 30% puede extender la vida en un 20%, según él mismo recuerda.

El experto recomienda especialmente, con la llegada del calor, disminuir el consumo de carne, grasas saturadas como mantequilla, y evitar dulces típicos del verano, helados y refrescos azucarados. En su lugar, promueve frutas, verduras, hidratos de carbono complejos como arroz y pasta integral, y una adecuada hidratación.

El experto promueve frutas, verduras, hidratos de carbono complejos como arroz y pasta integral, y una adecuada hidratación. (Imagen: archivo)

En segundo lugar, el ejercicio físico aparece como medicina preventiva. Para Garattini, caminar es suficiente -"cinco kilómetros al día a buen ritmo" o entre 50 y 130 minutos semanales de caminata rápida- siempre con sensación de falta de aire para estimular el corazón. Asegura que no hay edad límite: "Incluso a los 80años puedes empezar a caminar". En verano, advierte, es mejor hacerlo temprano o al caer la tarde por el calor .

Ambos ejes -nutrición y actividad física- forman una pareja potente. Permiten reducir el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso el cáncer, del que se podría prevenir hasta el 40% según él.

Postergar la farmacia, priorizar la prevención

Garattini no solo apela a hábitos saludables, sino que cuestiona el papel de la industria farmacéutica. Denuncia una medicalización excesiva: se venden medicamentos que no siempre son necesarios y se abusa de los estándares reducidos para colesterol, presión y glucosa, expandiendo el uso de fármacos. En cierta medida, advierte que "no todas las enfermedades llueven del cielo: la mayoría son evitables".

"Nunca me niego a un postre por la noche", confiesa Garattini, pero siempre dentro de una dieta general moderada. Él mismo no toma antibióticos desde hace 40 años y evita los fármacos sin motivo real.

Para él, la verdadera revolución exige poner la prevención en el centro de los sistemas sanitarios, invirtiendo más en estrategias saludables que en tratamientos caros e innecesarios. Reclama también una mayor alfabetización en salud desde edades tempranas y una comunicación independiente de intereses comerciales.

Hacia una nueva cultura de la salud

El oncólogo avanza un concepto clave: la revolución cultural, no tecnológica. Para vivir más tiempo con calidad no se requieren drogas milagrosas, sino adoptar decisiones diarias: no fumar, no abusar del alcohol, controlar el peso, mantener relaciones sociales activas, dormir bien y vigilar la salud a través de cribados necesarios.

Para vivir más tiempo con calidad no se requieren drogas milagrosas, sino adoptar decisiones diarias: no fumar, no abusar del alcohol, controlar el peso, mantener relaciones sociales activas, dormir bien y vigilar la salud a través de cribados necesarios. (Imagen: archivo)

No se trata de volverse radical, sino de asumir una responsabilidad colectiva: cuidar nuestra salud implica también aliviar los sistemas públicos, ahora saturados por enfermedades evitables.

En definitiva, la receta de Garattini no contempla secretos: está al alcance de todos. Lo extraordinario es que un hombre de casi un siglo, aún activo y lúcido, la respalde con su propia vida. "Hace falta una gran revolución cultural que sitúe la prevención como actividad fundamental para la salud", concluye. Y si no la hacemos ahora... ¿cuándo?