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Indiscutiblemente, el carnet de conducir constituye un requisito imprescindible para cualquier persona que desee manejar vehículos, independientemente del tipo de estos.

Conducir después de los 65 años: datos alarmantes

De acuerdo con los datos más recientes de la Dirección General de Tráfico (DGT), en España hay en torno a 28 millones de conductores con carné en vigor. De ellos, alrededor del 15% son mayores de 65 años, lo que supone más de 4 millones de personas que siguen conduciendo en el país.

Un dato relevante del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT es que, en 2023 -el último año con desagregación por edad publicada- de las 1806 personas fallecidas en siniestros viales en España, 463 eran mayores de 65 años, lo que representó aproximadamente el 26% del total de víctimas mortales en ese periodo.

En años más recientes, aunque todavía no se dispone de una distribución completa por edad para 2024 y 2025, los informes consolidados del Observatorio muestran que la mortalidad por accidentes de tráfico se ha mantenido en torno a 1100–1150 fallecidos anuales, manteniéndose el grupo de personas mayores como uno de los segmentos más afectados proporcionalmente en la siniestralidad vial en España.

El profesor Francisco Alonso, director del Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS), afirmó en 2024 -en La Nueva España- que el envejecimiento conlleva a un deterioro físico y psíquico que puede impactar negativamente en la capacidad de conducción, una afirmación respaldada por extensas investigaciones científicas.

Por ejemplo, un estudio realizado en California en 2017 comparó la conducción de adultos jóvenes (de 18 a 40 años) con la de personas mayores (más de 60 años), concluyendo que los mayores tenían tiempos de reacción más lentos, sufrían más colisiones y tenían más dificultades para mantener una distancia constante respecto al vehículo delante de ellos.

Adiós al carnet de conducir: la edad a la que la DGT retira el permiso a los mayores de 65 años. (Imagen: archivo)

Un estudio similar realizado por la Universidad Politécnica de Polonia en 2020 corroboró que la edad avanzada provoca una disminución en los reflejos, afectando tanto la distancia de frenado como el tiempo de respuesta del conductor. Estos estudios ejemplifican cómo las habilidades para conducir disminuyen con la edad.

La doctora Marta Ozcoidi, de la Sociedad Española de Medicina del Tráfico, apoyó en su momento esta idea, señalando que, aunque algunas habilidades cognitivas como la atención, memoria, concentración y capacidad de reacción disminuyen con el paso del tiempo, la formación continua y la práctica regular pueden ayudar a mantener ciertos niveles de destreza en la conducción.

Esta información refleja la importancia de adaptar las políticas de tráfico y renovación de licencias a las capacidades cambiantes de los conductores a medida que envejecen, garantizando así la seguridad vial tanto para ellos como para el resto de la población.

El carnet después de los 65 años

En España, los ciudadanos tienen la posibilidad de obtener su licencia de conducir a partir de los 18 años, permitiéndoles así conducir coches, motocicletas, camiones, entre otros. Es crucial tener presente que el tipo de vehículo determina el tipo de licencia requerida y las pruebas a superar varían en función de esto.

En lo que respecta al permiso tipo B (el más habitual para conducir automóviles medianos), su renovación se lleva a cabo cada 10 años hasta alcanzar los 65 años de edad. Pasada esta edad, la renovación debe hacerse cada cinco años sin una fecha límite.

La renovación del carnet de conducir en España se realiza cada diez años hasta los 65 años. Luego, hay que pasar las pruebas cada cinco. (Imagen: archivo)

Aunque en España no se establece una edad máxima para conducir, es importante señalar que después de los 65 años se incrementa la frecuencia de renovación del permiso.

No obstante, existen ciertas situaciones que pueden alterar estas fechas de renovación. Como parte del proceso de renovación, es obligatorio que todos los conductores, sin excepción, aprueben las pruebas necesarias para demostrar que poseen las capacidades psicofísicas requeridas para la conducción.