Las momias de Xinjiang, también conocidas como las momias del Tarim, han fascinado a los científicos y al público desde su descubrimiento en la cuenca del Tarim, en la región de Xinjiang, China.
Estas momias, que datan de hace aproximadamente 4000 años, presentan características físicas sorprendentes que incluyen cabello rubio o rojo y rasgos faciales caucásicos, lo que inicialmente llevó a los investigadores a creer que eran migrantes de regiones occidentales.
Orígenes inesperados de las momias de Xinjiang
Los estudios recientes han revelado que estas momias no eran migrantes de Occidente como se pensaba originalmente, sino miembros de una población local altamente aislada genéticamente.
Los análisis de ADN han demostrado que estos individuos descendían de antiguos cazadores-recolectores del Asia Central, conocidos como los antiguos norte eurasiáticos, cuya presencia se remonta a la Edad de Hielo. Esta población se mezcló culturalmente con sus vecinos, adoptando prácticas como la agricultura y la ganadería, dice la Smithsonian Magazine.
Prácticas funerarias únicas
Una de las características más distintivas de las momias del Tarim es su peculiar forma de enterramiento. Los cuerpos fueron encontrados en ataúdes con forma de bote, cubiertos con pieles de vaca y marcados con remos, una práctica inusual que no se observa en ninguna otra parte del mundo.
Estos métodos de entierro, junto con la excelente preservación de los cuerpos debido a las condiciones áridas del desierto, han proporcionado una valiosa visión de la vida y las creencias de esta antigua civilización.
El legado cultural de las momias de Xinjiang
Aunque estas momias estaban genéticamente aisladas, no estaban culturalmente desconectadas. Las pruebas arqueológicas muestran que practicaban una forma temprana de pastoralismo lechero y cultivaban trigo y cebada, alimentos que no eran nativos de la región, lo que sugiere un intercambio cultural con otras comunidades.
Además, algunos cuerpos fueron encontrados con piezas de queso alrededor de sus cuellos, probablemente como ofrendas para la vida después de la muerte, apuntan desde la revista Nature.
Este descubrimiento no solo redefine nuestra comprensión de la migración y el contacto cultural en la antigüedad, sino que también arroja luz sobre la complejidad de las sociedades antiguas en Asia Central. Las momias de Xinjiang representan una fascinante mezcla de aislamiento genético y cosmopolitismo cultural, desafiando las ideas preconcebidas sobre la historia de la región.