María José Aparicio, subdirectora de Educación y Formación Vial de la Dirección General de Tráfico (DGT), ha resaltado varias veces a lo largo del año una estadística europea que señala que el 30% de las personas que pierden la vida en accidentes de tráfico en los diversos países de la Unión Europea (UE) son mayores de 65 años. Por ello, ahora, renovar la licencia de conducir será más complicado si se supera esa edad.
Se establece un criterio similar al de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). La DGT ha determinado que cada individuo de 65 años o más que desee continuar conduciendo deberá renovar su licencia cada cinco años. En casos de padecer alguna enfermedad significativa o dolencia física, la renovación será cada dos años. No obstante, a partir de los 70 años, se eximirá el pago de tasas.
El criterio aplicado para el cambio de la normativa
Básicamente, se aplica a las personas una normativa semejante a la de los vehículos: así como la ITV debe renovarse con mayor frecuencia -anualmente- cuando el vehículo envejece -los más recientes la pasan cada dos años-, se establecerá ahora un criterio análogo para los conductores.
Factores como la rigidez muscular y articular, la reducción de reflejos, problemas visuales y auditivos, y dificultades para manejar en situaciones estresantes son algunos de los problemas que presenta el envejecimiento.
Los datos de siniestralidad y las razones
Los datos de siniestralidad son concluyentes, y también es un problema en España. Según datos de la DGT de 2019, previos a la pandemia, el 28% de los fallecidos en accidentes de tráfico superaban esa edad mencionada.
Las razones detrás de estas cifras son variadas, involucrando una gama de situaciones clínicas que incluyen diversas dolencias, problemas visuales, enfermedades neurológicas y varios procesos degenerativos que, en algunos casos, son inherentes a la edad y, en otros, están asociados a situaciones específicas.