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En un escenario global marcado por el espionaje digital y los conflictos invisibles del ciberespacio, los buques de guerra electrónica se han convertido en activos de seguridad estratégica.

España refuerza esta capacidad: la Armada invertirá 105 millones de euros en una nueva plataforma naval para sustituir al veterano Alerta (A-111). Esta inversión forma parte del Programa Especial de Modernización (PEM) del Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa.

El Alerta ha sido durante décadas uno de los activos más discretos pero fundamentales de la flota. Su función no es la del combate directo, sino la de escuchar el mar: capturar señales, interceptar comunicaciones, recolectar inteligencia. Ahora, su reemplazo permitirá mantener esa tarea con sistemas de última generación.

Así es el Alerta, el viejo espía del mar que será reemplazado

Construido en 1985 en Alemania Oriental y adquirido por España en 1992, el Alerta ha servido durante casi 40 años en tareas de inteligencia electromagnética (SIGINT y COMINT). Con 76 metros de eslora y unas 2300 toneladas de desplazamiento, contaba con radares Kelvin Hughes 1106 y Sperry Marine, además de terminales satelitales Secomsat e Inmarsat.

Aunque en documentos oficiales se lo presenta como buque logístico, su verdadera misión ha sido operar en zonas estratégicas como el Atlántico, el Mediterráneo o las cercanías de Gibraltar y Canarias. Allí ha interceptado emisiones, rastreado señales y transmitido información clave para la defensa nacional. Pese a las múltiples modernizaciones, su tecnología analógica ya no responde a los desafíos del entorno digital actual.

El nuevo buque tendrá sistemas de Indra y construcción nacional

El nuevo navío reforzará el Sistema Conjunto Santiago, que articula las capacidades de guerra electrónica de España en plataformas aéreas, terrestres y navales.

El Alerta era hasta ahora su componente en el mar. Su sustituto tendrá como misión la captación de inteligencia electrónica (ELINT), el análisis de señales complejas y la detección de radares de baja probabilidad de interceptación.

Los sistemas serán provistos por la empresa española Indra, que ya trabaja en este campo con tecnologías avanzadas: "Se trata de un sistema que ofrece mayor rendimiento, alcance y sensibilidad, y que permite recoger datos de forma más ágil, cubriendo simultáneamente un mayor ancho de banda", detalló la compañía en declaraciones recogidas por Infodefensa.

Aunque aún no se han dado a conocer detalles sobre el diseño del buque, se prevé que la construcción esté a cargo de Navantia, que ya realizó tareas de mantenimiento al Alerta en 2024 en el Arsenal de Cartagena.

Francia, Italia y Alemania también invierten en inteligencia naval

España no es el único país que apuesta por estas capacidades estratégicas. Francia cuenta con el buque Dupuy de Lôme (A759), especializado en inteligencia de señales y capaz de operar hasta 240 días en alta mar.

Alemania planea sustituir su clase Oste con nuevos buques Type 424, mientras que Italia opera el Elettra (A5340) con fines similares. Todos ellos superan las 3000 toneladas y actúan como plataformas dedicadas a la guerra electrónica.

En comparación, el nuevo buque español tendrá un tamaño más contenido, pero un nivel de especialización competitivo. Lo esencial no es el volumen, sino la capacidad de integrar sensores modernos, sistemas de análisis y comunicaciones seguras.

Con este proyecto, España se mantiene alineada con sus aliados de la OTAN y refuerza su autonomía operativa en un terreno donde escuchar es tan importante como actuar.