Con la aparición de nuevos procesos tecnológicos y la necesidad de abastecer de energía a ciertos procesadores, como la inteligencia artificial o las redes de comunicación internacionales, se ha vuelto a poner el foco en la explotación de recursos especiales. Aunque distintos países se encuentran en la búsqueda de yacimientos con considerables potencias de explotación, los investigadores centran sus miras en objetivos más ambiciosos y lejanos.
Entre los recursos más preciados se encuentran los minerales del grupo del platino, como el iridio que es considerado el metal más valioso del mundo y uno de los elementos menos abundantes en la corteza terrestre. En contraste a su fracción de masa de 0.001 ppm en toda la corteza, el otro es 40 veces más abundante y el platino 10 veces más.
El equipo liderado por Jayanth Chennamangalam, doctor en Astrofísica y postdoctorado en la Universidad de Oxford, ha publicado un estudio en Planetary and Space Science donde apuntan a la extracción de estos materiales. Según la investigación, uno de los principales puntos de recolección para estos minerales sería la Luna.
En la publicación, el equipo apunta a la existencia de más de 6500 cráteres en la superficie de la Luna formados por impactos de asteroides a lo largo de millones de años y que contienen minerales del grupo platino. El valor estimado podría superar el billón de dólares.
¿Cuál es el principal recurso económico escondido en la Luna?
Sobre la superficie lunar podrían ser abundantes el platino, paladio e iridio, tres de los metales preciosos más valiosos en la actualidad. La tesis principal se basa en que los asteroides causantes de los cráteres lunares contienen de forma habitual estos materiales.
Por lo tanto, el impacto sobre la Luna podría haber dejado restos de dichos metales preciosos en más de 6500 depresiones lunares con un diámetro superior a un kilómetro. A su vez, una cifra cercana a 400 cráteres podrían tener un tamaño cercano a los cinco kilómetros, lo que significaría que contienen cantidades abundantes de metales del grupo platino.
Estos datos fundamentan la idea de los investigadores de que existe una viabilidad económica en las misiones lunares con base en la extracción de estos metales preciosos, a comparación de la búsqueda de esos mismos minerales en otros asteroides cercanos a la Tierra. "Existen muchos más cráteres en la Luna con restos de asteroides que contienen minerales que asteroides accesibles que contengan minerales", aseguró Chennamangalam en New Scientist.
Para el especialista, la posibilidad de explotar los metales preciosos abre la puerta a que las inversiones gubernamentales en misiones especiales reciban un impulso desde el ámbito privado: "Hoy se hace astronomía para satisfacer nuestra curiosidad. Si podemos monetizar los recursos espaciales, ya sea en la Luna o en los asteroides, las empresas privadas invertirán en la exploración del sistema solar".
El descubrimiento millonario en la superficie de la Luna
Aunque el descubrimiento de minerales del grupo platino en la superficie de la Luna puede resultar esencial para la exploración espacial, este atractivo económico se enfrenta a desafíos legales. El Acuerdo de la Luna de las Naciones Unidas, firmado en 1979, estipula que este satélite y otros cuerpos celestes son el patrimonio común de toda la humanidad, por lo que se prohíbe la apropiación nacional o corporativa de esos recursos.
A pesar de este impedimento, Rebecca Connolly, especialista en derecho espacial de la Universidad de Sídney, subrayó que las actividades privadas de minería y explotación espacial están cada vez más cerca, por lo que resulta crucial "cerrar las brechas en el Tratado del Espacio Exterior para asegurar reglas claras y justas para las actividades de recursos a nivel multilateral".
Este tipo de investigaciones plantean la necesidad de establecer diálogos de cooperación internacional para abordar los complejos aspectos legales de la explotación de recursos espacial. El objetivo principal a largo plazo es asegurar que los materiales extraídos beneficien a la humanidad de manera justa y sostenible.