El cáncer continúa siendo una de las enfermedades más temidas en el mundo. Su avance silencioso y la falta de síntomas evidentes en etapas tempranas hacen que su detección sea, en muchos casos, tardía.
Entre las mujeres, tanto en España como en el resto del mundo, ciertos tipos de cáncer presentan señales tan sutiles que muchas no las asocian con una enfermedad grave. Uno de los que más cuesta detectarse a tiempo es el de endometrio.
Según datos recogidos por la organización británica Peaches Womb Cancer Trust, sólo el 15% de las pacientes sobrevive si no se detecta a tiempo. Una cifra que refleja la importancia de estar atentas a síntomas poco comunes, pero clave para un diagnóstico precoz.
Síntomas que suelen pasar desapercibidos
No todos los signos del cáncer son evidentes. Más allá de los bultos o sangrados, existen síntomas menos conocidos que deberían despertar preocupación.
El dolor pélvico persistente, molestias en la pelvis, cambios en los hábitos de sueño o incluso una sensación constante de fatiga pueden ser señales de alerta. Según una publicación de UCSF Health, estos síntomas pueden indicar la presencia de cáncer de útero, ovarios o cuello uterino.
Asimismo, la pérdida inexplicable de peso, fiebre recurrente o un malestar general prolongado podrían estar relacionados con respuestas inmunológicas al desarrollo de células malignas.
Una tasa de supervivencia alarmante
En muchos casos, este tipo de cáncer ginecológico se diagnostica en fases avanzadas, cuando las opciones de tratamiento se reducen. Datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), revelan que, en 2017, se detectaron alrededor de 5500 nuevos casos de cáncer de útero.
La SEOM también indica que, cuando el diagnóstico se realiza en etapas III o IV, la tasa de supervivencia a cinco años cae por debajo del 50%. Esto refleja la necesidad de una mayor conciencia sobre síntomas que, a menudo, se ignoran o se interpretan erróneamente como dolencias menores.
Importancia de la detección precoz
La detección temprana es, sin duda, la herramienta más eficaz para reducir la mortalidad. En el caso del cáncer cervical, la citología regular permite identificar lesiones precancerosas con tasas de curación cercanas al 100%. Para el cáncer de mama, las cifras son incluso más esperanzadoras cuando se detecta en fases iniciales, con tasas de supervivencia superiores al 99%.
En lo referente a útero y ovarios, los sangrados anormales, especialmente después de la menopausia o durante las relaciones sexuales, y el dolor abdominal constante, deben ser considerados motivos suficientes para acudir al ginecólogo.
Recomendaciones médicas para prevenir y actuar
Las principales entidades médicas recomiendan controles regulares para la detección precoz de cáncer ginecológico. En España, se aconseja realizar mamografías a partir de los 45 o 50 años, y citologías desde los 25 o 30, dependiendo de los factores de riesgo personales.
Algunas comunidades autónomas están ampliando sus programas de cribado. En Toledo, por ejemplo, se han intensificado las campañas de autoexploración mamaria y se han extendido los controles hasta los 75 años.
Qué hacer ante cualquier duda
Para reducir el impacto de estos cánceres poco visibles, es fundamental actuar con rapidez. A continuación, algunas pautas:
Acudir al médico ante cansancio extremo, fiebre prolongada o pérdida de peso sin causa aparente.
No ignorar dolores pélvicos, abdominales o sangrados anormales.
Cumplir con los controles ginecológicos periódicos.
Informarse y consultar ante cualquier síntoma fuera de lo habitual.
Conocer estos síntomas desconocidos del cáncer y prestar atención al cuerpo puede salvar vidas. La prevención, junto con un diagnóstico temprano, es la única estrategia segura para mejorar la supervivencia.