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Morderse las uñas, conocido médicamente como onicofagia, es un hábito más común de lo que se imagina y puede aparecer desde edades tempranas. Según ha detallado la pediatra Zoraida Rubio Deleporte, a través del blog de salud español Mapfre, entre los 3 y los 6 años un 30% de los niños ya sufre este comportamiento.

Asimismo, ha asegurado que en la adolescencia el porcentaje asciende al 45%. Aunque suele disminuir con la edad, cerca del 10% de los adultos todavía mantiene la costumbre.

Lejos de ser solo un problema estético, la onicofagia puede reflejar ciertos estados emocionales y afectar la salud de uñas, piel y boca. Expertos en psicología señalan que quienes se muerden las uñassuelen hacerlo para aliviar ansiedad, estrés o nerviosismo, creando un patrón repetitivo que puede convertirse en un círculo difícil de romper.

El hábito no discrimina: afecta tanto a hombres como a mujeres, y según ha indicado un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, estiman que entre el 20% y 30% de la población mundial ha sufrido este trastorno en algún momento.

Asimismo, aseguran que las implicaciones psicosociales también son importantes, ya que la conducta puede generar incomodidad, baja autoestima y problemas en la vida diaria.

Morderse las uñas: qué significa que una persona se muerda las uñas

Según Zoraida Rubio Deleporte, las causas de la onicofagia no están del todo claras, pero se relacionan con estados nerviosos como la ansiedad, el estrés y el trastorno obsesivo compulsivo.

Además, existe un componente genético, ya que suele aparecer en familias donde algún miembro ha padecido o mantiene este hábito.

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, por su parte, coincide en que factores emocionales como el aburrimiento o la inseguridad también pueden desencadenar la conducta.

Morderse las uñas: cuáles son los riesgos para la salud

El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid advierte que morderse las uñas puede generar múltiples problemas físicos.

Entre ellos se encuentran cambios en la morfología de la uña (que se vuelve más fina, corta y rugosa), alteraciones en la coloración, inflamación de la piel alrededor de la uña e infecciones por bacterias, hongos o virus.

Además, esta conducta puede afectar la salud bucal, provocando daños en dientes, encías y alteraciones en la flora bacteriana de la boca.

GeorgePeters

Morderse las uñas: cuáles son las soluciones y tratamientos

Existen varias estrategias para dejar la onicofagia. Los especialistas han señalado que técnicas como masticar chicle, aplicar lacas de sabor desagradable, usar guantes, tiritas o uñas postizas pueden ser útiles para controlar el hábito.

Sin embargo, han advertido que cuando estas medidas no funcionan, es necesario acudir a un profesional de la psicología para abordar las causas profundas.

Es por eso, que en casos más graves, recomiendan un enfoque multidisciplinario que involucre psicólogo, dermatólogo y odontólogo para tratar tanto la conducta como los daños físicos asociados.