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Detectar el cáncer en su fase más temprana puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y un pronóstico reservado. Por eso, un grupo de científicos de la Universidad Johns Hopkins desarrolló un nuevo test de sangre capaz de identificar tumores hasta tres años antes de que aparezcan los síntomas o se obtenga un diagnóstico clínico mediante los métodos tradicionales.

El avance fue publicado en la revista Cancer Discovery y se basa en el análisis de ADN tumoral circulante (ctDNA), es decir, fragmentos genéticos liberados por células cancerígenas en el torrente sanguíneo.

La técnica permitió detectar mutaciones oncológicasen muestras extraídas más de tres años antes de que los pacientes fueran diagnosticados oficialmente. El hallazgo fue posible gracias al estudio a largo plazo ARIC (Atherosclerosis Risk in Communities), que almacena datos clínicos y muestras de sangre desde hace más de tres décadas.

Cómo funciona esta prueba revolucionaria

El método no busca la presencia de células tumorales completas, sino que utiliza tecnología de secuenciación avanzada para rastrear pequeñas alteraciones genéticas asociadas al cáncer en el plasma.

La técnica emplea herramientas de corrección de errores y análisis ultra sensibles que permiten detectar mutaciones en niveles extremadamente bajos: en algunos casos, hasta 80 veces menores que los observados en el momento del diagnóstico.

El análisis fue retrospectivo: de 26 pacientes que desarrollaron cáncer, ocho dieron positivo en el test hasta cuatro meses antes del diagnóstico clínico, y en cuatro de ellos, se encontraron mutaciones ya presentes en muestras tomadas entre 3,1 y 3,5 años antes.

Para los investigadores, esto representa una oportunidad sin precedentes de intervenir mucho antes de que la enfermedad se vuelva agresiva o sintomática.

Cáncer: qué implicancias tiene este descubrimiento

Según el equipo liderado por Yuxuan Wang, junto a los reconocidos genetistas Bert Vogelstein y Nickolas Papadopoulos, este test podría inaugurar una nueva era de detección precoz del cáncer.

Aunque todavía no está disponible de forma comercial, la prueba podría integrarse a programas de chequeo anual para personas sanas, con el objetivo de identificar la enfermedad en una fase preclínica.

Los investigadores subrayan que aún se necesitan estudios adicionales para validar su aplicación a gran escala y determinar protocolos clínicos claros tras un resultado positivo. No obstante, destacan el potencial de esta herramienta para cambiar el paradigma del diagnóstico oncológico, donde el tiempo siempre juega en contra.

El futuro del cribado oncológico ya está en marcha

Este desarrollo se suma a una tendencia global que busca implementar tests multitumorales en sangre, capaces de detectar varios tipos de cáncer sin necesidad de procedimientos invasivos.

De validarse a gran escala, permitiría reemplazar o complementar métodos actuales como mamografías, colonoscopias o resonancias, reduciendo costos y mejorando el acceso.

La esperanza que despierta este nuevo test es clara: si se puede detectar un tumor tres años antes, también se puede tratar antes. Y en oncología, esa ventaja temporal puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.