

La autoridad eléctrica española ha lanzado recientemente una advertencia contundente: el sistema eléctrico nacional muestra signos de inestabilidad grave. Se detectan variaciones bruscas de tensión que, según algunos expertos, podrían desencadenar un corte generalizado si no se toman medidas urgentes.
Este aviso ocurre apenas meses después del apagón masivo del 28 de abril, un evento que dejó sin suministro a millones de personas en la península ibérica. El episodio continúa siendo analizado, pero ahora reaparece la sombra de un posible nuevo apagón, con operadores y especialistas en estado de máxima alerta.
¿Por qué suena la alarma ahora?
En las últimas semanas, Red Eléctrica Española ha informado de movimientos preocupantes en la red: "variaciones bruscas de tensión" que, aunque situadas dentro de los márgenes técnicos permitidos, podrían impactar la seguridad del suministro si no se corrigen.
Según documentos enviados a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el operador solicita cambios urgentes en los procedimientos operativos del sistema eléctrico, proponiendo medidas temporales para reforzar el control de tensión.

Las causas apuntadas son múltiples: el aumento de centrales renovables que no otorgan regulación constante, la lentitud en los sistemas de control dinámico y el déficit en la reserva de capacidad capaz de responder ante alteraciones eléctricas.
Las señales de alerta combinan estas variaciones de tensión con una red debilitada que, si no se refuerza, puede desencadenar desconexiones masivas y, en el peor escenario, otro apagón general.
Riesgo real: ¿cómo llegamos hasta aquí?
El precedente más cercano es el apagón del 28 de abril de 2025, cuando 15 gigavatios de generación cayeron en apenas cinco segundos, provocando el colapso de la red ibérica.
Un informe del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas apunta como causas principales una programación insuficiente de generación síncrona, el débil estado de la red de transporte y un margen de seguridad técnico que no resistió la cascada de fallos.
El escenario actual compartía varios factores de riesgo: una alta penetración renovable, escasa capacidad reguladora inmediata y redes con poca redundancia. Si ahora surgen variaciones de tensión sin líneas de defensa robustas, el sistema puede volver a sucumbir.
¿Qué piden los expertos para evitar un colapso?
Una de las propuestas es aumentar la reserva técnica de centrales capaces de responder instantáneamente a alteraciones eléctricas. También se sugiere reforzar el control dinámico de tensión y revisar los límites operativos temporales aprobados por la CNMC, de acuerdo a Cadena SER.
Algunos expertos, como Daniel Pérez, advierten que lograr una seguridad absoluta tiene un coste alto: "La seguridad absoluta implica un coste absoluto", señaló recientemente ante los medios.
La clave estará en definir cuánta tolerancia al riesgo está dispuesta a aceptar España, equilibrando la expansión renovable con una red con suficiente robustez para sortear los vaivenes de tensión del sistema eléctrico.
¿Estamos al borde de un nuevo apagón?
La respuesta no es tajante. En medios oficiales se afirma que "no hemos hablado de riesgo de apagón" y que las amenazas actuales están dentro de los márgenes técnicos definidos, señalan desde HuffPost.
Sin embargo, la insistencia de Red Eléctrica y las advertencias de especialistas representan señales claras: el sistema eléctrico se encuentra en un umbral delicado. Si no se actúa con urgencia técnica y regulatoria, un nuevo apagón podría pasar de hipótesis a realidad.














