

Según la Dirección General de Tráfico (DGT), ponerse frente al volante para salir a manejar requiere de mucha responsabilidad para mantener la seguridad vial. Por eso, si existe algún motivo que pueda poner en riesgo la conducción, no se deberá circular.
Este es el caso de algunas enfermedades que pueden impedir la obtención, renovación o mantenimiento del permiso de conducir, incluso en ciertos casos cuando se haya superado el pertinente reconocimiento psicotécnico. Sumado a eso, se deberán realizar las evaluaciones médicas periódicas para comprobar las condiciones de salud y asegurarse de que la capacidad de conducción segura no se encuentre comprometida.
Para poder conducir legalmente, es necesario presentar un informe médico favorable. De lo contrario, el centro autorizado por la DGT no podrá tramitar el carnet de conducir. Circular sin esta autorización puede suponer sanciones de hasta 6000 euros y la pérdida de la cobertura del seguro en caso de sufrir algún accidente automovilístico.

¿Puedo circular por la carretera si padezco una enfermedad?
En España, según lo establecido por la DGT, ser conductores aptos significa tener habilidades perceptivas, cognitivas y motoras acordes a los movimientos que deben realizarse frente al volante. Sin embargo, estas capacidades pueden verse comprometidas por ciertas enfermedades. La presencia de algunos trastornos puede alterar desde la percepción de los estímulos hasta la ejecución de movimientos precisos y aumentar así el riesgo de accidentes automovilísticos. Algunas de las patologías que pueden afectar la conducción son:
Audición
Tener más del 45% de la pérdida auditiva total entre ambos oídos puede impedir la circulación, incluso en los casos donde se utilizan audífonos.
Visión
La visión es esencial al volante. Si la agudeza visual del conductor es inferior a 0,5 no podrá conducir legalmente. Además, si se ha sometido a una cirugía refractiva, se deberá esperar al menos un mes y aportar un informe médico actualizado para renovar el carnet.
Problemas cardiovasculares
Tras un infarto, la implantación de un marcapasos o un desfibrilador automático, se deberá esperar varias semanas e incluso meses para poder conducir de nuevo. Siempre será necesario que el conductor presente un informe favorable del cardiólogo.
Enfermedades de la sangre
Una anemia severa, hemocromatosis u otros trastornos pueden causar síntomas peligrosos al volante, como mareos o pérdida de la conciencia. En estos casos, es imprescindible la valoración médica para determinar la situación particular de cada conductor.
Patologías renales
Si el conductor se encuentra en tratamiento de diálisis o ha recibido un trasplante de riñón, deberá someterse a revisiones médicas específicas antes de recuperar el permiso de conducir.
Trastornos respiratorios
Los trastornos respiratorios graves y la apnea del sueño condicionarán la capacidad para conducir. En estos casos será necesario presentar informes médicos periódicos y la vigencia del permiso podrá reducirse a dos años como máximo.
Diabetes
Los diabéticos tratados con insulina deberán acreditar un buen control de la enfermedad. Además, otros trastornos endocrinos como alteraciones tiroideas o problemas en las glándulas adrenales requerirán evaluaciones médicas periódicas.
Trastornos neurológicos
Epilepsia, alteraciones del equilibrio o enfermedades musculares graves pueden afectar el control del vehículo, por lo que también requerirán autorización médica y pueden reducir la vigencia del carnet.
Condiciones mentales
Diagnósticos como la esquizofrenia, demencias o trastornos graves de la conducta limitarán la capacidad de conducción segura. En estos casos, los conductores deberán renovar el carnet de manera anual, siempre bajo supervisión médica.

¿Cuáles son las sanciones por conducir sin permiso médico?
Conducir mientras se padece alguna de estas patologías sin la evaluación médica correspondiente aprobada puede exponer a los conductores a multas de hasta 6000 euros y el seguro puede no extender su cobertura en caso de algún accidente vial.
Si un conductor con seguro a todo riesgo sufre un siniestro mientras se encuentra bajo tratamiento médico, afectado por alguna de estas patologías, sin permiso médico o bajo los efectos de medicamentos incompatibles con la conducción, el seguro no cubrirá los gastos del conductor o las reparaciones de su propio coche.
A la vez, aunque las aseguradoras están obligadas a cubrir los daños causados a terceros, pueden reclamarle al conductor todo el dinero a posteriori si demuestran en juicio que circulaba de manera indebida















