Cuando los demás partidos aún especulaban en la previa del cierre de listas, Cambiemos presentó la primera foto conjunta de sus principales precandidatos en la clave provincia de Buenos Aires: Esteban Bullrich y Gladys González (a senadores), Graciela Ocaña, Héctor "Toty" Flores y Guillermo Montenegro (a diputados). A los días, el "equipo contra las mafias" de María Eugenia Vidal (así será promocionado si bien provienen de distinta extracción) se reunió, esta vez para posar en la boleta, con vestuario casi repetido (camisa celeste PRO para los hombres, blanca para ellas). Y poco después, volvieron a verse para filmar los spots de campaña: con pretendida transferencia, el cierre quedaría a cargo de la gobernadora, aunque no se descarta la aparición del presidente Mauricio Macri.
Durante la última semana, el Team Vidal se dedicó a visitar a ministros bonaerenses para, cita de fuentes de Cambiemos, "empaparse de la gestión". Con tino, explicaban que, por caso, Ocaña viene de un frustrado sueño de ser jefa de Gobierno porteña y Montenegro, de un exilio en Uruguay. Por eso a todos ellos le dieron la principal mercancía informativa electoral: las obras que se están realizando. Si bien el slogan oficial es "Juntos es posible", la frase "Haciendo Juntos" ya se repite en los municipios amarillos.
El PDF repartido explica que hay 368 trabajos en ejecución y otros 184 a iniciar este año, en especial los que son visibles para los vecinos a simple vista (de Aguas Bonaerenses y Vialidad). Y, además, planifican la puesta en valor en 43 hospitales.
El foco para el speech del listado está puesto, como era de esperar, en distritos ajenos, donde los precandidatos en una campaña "light" (irá de menor a mayor intensidad, con la excusa de no descuidar la gestión, sorteando las PASO del 13A hasta octubre) deberán penetrar la resistencia electoral K: desde La Matanza, Moreno, Florencio Varela y Ensenada, pero también en la Mar del Plata donde la gestión local de Cambiemos aparece bastante cuestionada.
"Tres de cada cuatro votantes de 2015 nos volvería a votar. Nos falta entusiasmar al cuarto". Esa es la conclusión a la que llegaron en el comando vidalista al revisar las encuestas duranbarbistas. Repasemos: en las generales de hace dos años, Macri obtuvo en la provincia 32,92% (frente a 37,13% de Daniel Scioli). Gracias al corte de boleta, Vidal se quedó con la gobernación con 39.62% frente a los 35% de Aníbal Fernández.
El piso (previsto) de Cambiemos está en el medio de ambos guarismos, descontando que el núcleo duro de Cristina Fernández ronda lo que sacó su entonces jefe de Gabinete. Incluso admiten que pueden perder por "dos o tres puntos" en las primarias, lo que forzaría una polarización en octubre. La pelea dialéctica no será contra la ex Presidenta sino contra "un sistema que gobernó 27 años" (leáse, el peronismo). Con esa regla, Cambiemos no diferencia a CFK de sus ex funcionarios Florencio Randazzo y Sergio Massa (ambos, temen en el vidalismo, pueden arrebatarle más votos a ellos que a la ex mandataria).