A una velocidad frenética, como en su época de piloto de offshore, Daniel Scioli está siendo abrazado por el cristinismo que antes sólo le dedicaba reparos. Después de pasar el "examen K" con aprobado en el programa de TV 678, el único presidenciable oficial fue agasajado ayer por su par, el gobernador entrerriano Sergio Urribarri, que pretendía ser también colega en la frustradas PASO y sucumbió al baño de humildad. En su primer viaje de campaña, si bien aún no comenzó para el cronograma electoral, con el traje de candidato, no hubo pipa de la paz pero sí pastafrola, el bocado preferido del bonaerense a la hora de la merienda.
Ya tiene una cita importante después de su desembarco entrerriano, nada casual que haya sido su debut teniendo en cuenta que de todos los mandatarios peronistas, Urribarri fue el único que resistió a la Ola Naranja: el ex motonauta es conciliador pero, de sangre italiana, no olvida. En esa línea, le pidió a la Jefa de Estado compartir un acto con el ex presidenciable que descarriló: Florencio Randazzo.
Mañana hará su debut público en Córdoba capital la fórmula Scioli-Carlos "Chino" Zannini. Junto al Secretario de Legal y Técnica, que realizaría su primer discurso como candidato a Vicepresidente, viajarán a respaldar a los postulantes K a la gobernación Eduardo Accastello y Luis "Cacho" Buenaventura. La primera actividad conjunta del binomio que, por ahora, no sacó turno para fotografiarse para un afiche.
Ayer Scioli se reunió con todo su gabinete, heridos por el cierre de listas pero acostumbrados a recibir entre poco y nada. "Lo bueno es que metiendo a todos en las listas, nos van a dejar los ministerios para nosotros", miran, con su clásico optimismo de vaso medio lleno, en La Plata. Frente a la plana mayor de la tropa naranja, el mandatario sólo repitió las palabras "gestión", recordando sus próximas inauguraciones (Ruta 6, los UPA), "tranquilidad" y "tiempo". Busca calmar las aguas convulsionadas al quedar como candidato único.
"Iniciamos una nueva etapa, que es la consolidación de los tremendos logros que se han alcanzado con Néstor y Cristina (Fernández de Kirchner)", le dedicó Urribarri, que en enero pugnaba por mantener su precandidatura vendiendose como el más leal a la Presidenta. Una estrategia que tampoco lo sirvió a Randazzo. "Mientras Daniel prefiere economistas como Miguel Bein, yo lo quiero a Axel Kicillof", se jactaba, antes de que Scioli también alabara al ministro de Economía camporista.
Scioli y Urribarri hicieron peronismo y cuenta nueva para dedicarse ayer elogios, con el encuentro que tuvo de excusa la firma de un acuerdo institucional. Antes de irse, al lado del entrerriano (sin re-re, precandidato a diputado provincial), el bonaerense dejó una promesa a modo de caricia: "Voy a tener un gabinete federal".