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El Gobierno admitió la semana pasada mediante una resolución oficial que Bolivia no garantiza el envío de gas natural el próximo invierno, algo que hasta el momento solo era un trascendido en el sector energético, a partir de las negociaciones que mantienen Energía Argentina (Enarsa) y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para firmar una nueva adenda al contrato de importaciones que regirá en 2024.
Esa es la razón principal por la que se quiere acelerar la reversión del Gasoducto Norte, pues está en riesgo el abastecimiento de gas y de energía eléctrica en las provincias del norte del país.
Todo esto sucede mientras la producción de gas no convencional creció a 82 millones de m3 diarios sobre un total de 138 MMm3/d a nivel nacional, por el impulso del Plan Gas en Vaca Muerta.
La crítica situación del abastecimiento de gas fue reconocida en los considerandos de la resolución 606/2023 de la Secretaría de Energía, publicada el jueves pasado, que habilitó el uso de fondos de exportaciones eléctricas para financiar el "reversal" del Norte. En esa norma se señala como fundamento que YPFB "informó y notificó formalmente a Enarsa que a partir del 2024 no estará garantizado el abastecimiento en firme de gas natural y que desde la fecha citada el servicio pasará a condición de interrumpible en su totalidad".
Importaciones de gas
No obstante, el ministro de Hidrocarburos y Energías de Bolivia, Franklin Molina Ortiz, desmintió a Flavia Royon e indicó en declaraciones a la prensa que "están asegurados los compromisos asumidos con los mercados de Brasil como de Argentina", además del consumo local del país vecino.
En paralelo a estas condiciones y por otra vía, Bolivia ofrece el alquiler de sus gasoductos para que el gas de Vaca Muerta pueda en el mediano plazo llegar a Brasil, sin la necesidad de construir nueva infraestructura adicional por el Litoral argentino.
Bolivia no puede asegurar el cumplimiento del contrato para entregar gas a la Argentina y ofrece, cuando esté lista la reversión del Gasoducto Norte, utilizar su infraestructura para que el gas de Vaca Muerta llegue a Brasil
Una vez que se cancele el contrato entre Enarsa e YPFB, posiblemente en 2024 o cuando la Argentina pueda completar la sustitución de importaciones de gas de Bolivia con la reversión del Norte completada, el país vecino podría cobrar una tarifa de transporte para que el shale pase por sus caños hasta Cuiabá, capital del estado de Mato Grosso, en el centro oeste de Brasil.
Uno de los principales impulsores de esta idea es el ex ministro de Hidrocarburos boliviano Álvaro Ríos Roca, actual consultor en Gas Energy Latin America. Según sus proyecciones, en un principio la Argentina podría entregar unos 10 millones de m3 diarios (MMm3/d) a Brasil y generar exportaciones por cerca de 600 millones de dólares al año, además de pagar un "fee" cercano a los u$s 100 millones a Bolivia.
Mediante el uso de infraestructura existente, la Argentina evitaría tener que hacer la construcción de un gasoducto por el Litoral para llegar hasta Paso de los Libres, en Corrientes, y Brasil no tendrá que hacer infraestructura entre Uruguaiana y San Pablo. En ese cinturón industrial podrían pagar el gas argentino a u$s 5 por millón de BTU más costo de transporte, mientras que otras alternativas las abonan entre u$s 16 y u$s 20. según Ríos Roca.