El economistaRicardo Arriazu, socio fundador de Arriazu Macroanalistas, trazó este viernes los ejes que considera clave para comprender el impacto que tuvo la pandemia del coronavirus en el sector energético. "El año pasado -resumió- tuvimos la peor crisis sanitaria y económica desde la peste negra".

En el marco de la cuarta edición del Energy Summit el economista compartió su perspectiva sobre dónde está parada la Argentina en el escenario de la energía y realizó un balance de los últimos tiempos del sector.

"Yo no soy un experto energético, soy un economista que considera que la energía es un insumo esencial y por lo tanto no se la puede descuidar", aclaró Arriazu al inicio de su exposición. En esa misma línea, remarcó: "No hay crecimiento económico si no hay energía. Cuando crece la economía, aumenta la demanda de energía".

A lo largo de la historia, los avances tecnológicos hicieron que en el mundo la intensidad del uso de energía desde 1980hasta ahora disminuya a la mitad, señaló el economista. "Es un proceso continuo, donde baja más o menos 1,5% por año", con la salvedad de 1983 cuando Estados Unidos salía de tres años de recesión, indicó.

Según puntualizó, el 2020 no fue una excepción: la economía mundial cayó un 3,3% y la demanda total de energía cayó poco más del 4%. Es decir, apuntó, que "la intensidad volvió a caer". A renglón seguido, precisó que para este año se estima un crecimiento de economía mundial cercano al 6% y un crecimiento de la demanda total de energía de poco más del 4%.

"El año pasado tuvimos la peor crisis sanitaria y económica desde la peste negra", subrayó Arriazu, al tiempo que añadió: "Mientras no había vacunas -que ahora la hay- la única forma de combatirla era con el distanciamiento. Y el distanciamiento lo que hace es destruir la base de la economía moderna, que es el intercambio y la especialización".

Arriazu apuntó que en un momento del año pasado hubo un impacto muy fuerte sobre la demanda de energía. El que más sufrió en 2020 fue el petróleo, "que cayó un poco más del 8%. Pero en el mes de abril del año pasado, la demanda cayó más del 30%".

Como fue algo inesperado la oferta siguió creciendo, no había demanda y llegó un momento donde no había dónde guardar el petróleo. Los stocks crecieron a niveles récords, y se le empezó a pagar a la gente para que se llevara el petróleo. "Ese fue el periodo de precios negativos", comentó.

"Quiero aclarar que fue la crisis más profunda de la historia, pero la más corta. La caída duró dos meses, después comenzó a recuperarse -recordó-. Algunos están hoy por encima de lo que estaban antes de la pandemia, otros están cerca del mismo nivel y otros están todavía bajos". Cuando comenzó a recuperarse la actividad económica, sostuvo, empezó a recuperarse también la demanda de energía. Entre ellas, la de petróleo.

"Pero cuando cayó la demanda no solo bajó la oferta por el impacto económico, sino por el acuerdo de Arabia Saudita y Rusia que decidieron bajar la oferta -explicó-. Con la disminución de la oferta y el crecimiento de la demanda, a partir de un poco más de mediados de año la demanda comenzó a ser más rápida que la oferta".

En lo que se refiere a los últimos días, hubo una caída muy fuerte de stocks. Por eso los precios más altos. "Hay gente que dice: ‘esto va a llegar arriba de u$s 100 el barril'. Eso va a depender de qué es lo que hagan los principales productores con ese acuerdo. Ya Rusia advirtió que está dispuesta a aumentar la oferta, y hay algunos que sin ningún acuerdo la están aumentando", expresó.

De acuerdo con sus proyecciones, "es posible que llegue a u$s 100, (aunque) yo no creo. Yo creo que van a estar más o menos en los niveles de precios que estamos en este momento".