Más o menos ajuste. Con esas cuatro palabras se podría definir el foco central para explicar por qué todavía hoy no hay fecha cierta para definir los nuevos alcances del acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ya con la campaña sobre los hombros, el ministro de Economía Sergio Massa, se niega a bajarse de su postura: 2023 cerrará con un déficit de 1,9 puntos del PBI. Pero para el organismo internacional esto no alcanza y reclama se llegue a 1,5 puntos del PBI.
El lunes por la tarde todo indicaba que se podría llegar a un acuerdo en este sentido, y de hecho los principales referentes de Economía que tienen a su cargo la negociación ya tenían todo listo para viajar a Washington y avanzar rápido con las nuevas metas, pero finalmente todo quedó en la nada.
Se pensó incluso en encontrar un punto medio de modo de no demorar más una historia que ya se estiró demasiado, aunque ambas partes están paradas en sus números y, por ahora, no se mueven de allí.
"Es todo muy dinámico. Se puede dar que viajen de un momento a otro o que siga este tironeo unos días más", sostienen desde Economía.
La postura de Massa, en este sentido, es clara. No quiere comprometer un nivel de ajuste que esté por encima de lo que él mismo -como ministro de Economía- está dispuesto a implementar.
Mientras, y en tanto no se logren resolver estas cuestiones, lo que también está en juego es el dinero que la Argentina cuenta como aporte del Fondo.
La idea inicial era que llegaran u$s 10.000 millones en junio, pero esto no ocurrió y se fueron corriendo las fechas y el monto bajó. Ahora se apunta a lograr unos u$s 6.000 millones, pero tampoco está claro que esto ocurra. En todo caso, forma parte de las negociaciones que se llevan adelante, pero siempre con el foco puesto en el tamaño del ajuste.