Después de recibir los atributos, Mauricio Macri entró al despacho presidencial de la Casa Rosada con las principales figuras del gabinete y amigos, como el asesor José Torello y el empresario Nicolás Caputo. "Nos pusimos a hablar de que el momento era una locura. Una de esas sensaciones fuertes como el casamiento, como cuando te recibís", relató un testigo que vio a Macri al "borde de las lágrimas".
Media hora antes, el Presidente entró al Salón Blanco y se ubicó detrás de la mesa que exhibía el bastón y la banda presidencial, ejes de la polémica que mantuvo con su predecesora, Cristina Fernández. Al entrar, Macri saludó al titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, mientras en el escenario aplaudían el presidente provisional, Federico Pinedo; el presidente de Diputados, Emilio Monzó, y la vicepresidenta Gabriela Michetti.
"Fue un acto familiar", definió Torello. De hecho, en las primeras filas se sentó la madre de Macri, Alicia Blanco Villegas, con un ramo de jazmines, y su padre Franco Macri. En esa hilera se ubicaron los ex presidentes Eduardo Duhalde, Ramón Puerta y Fernando de la Rúa, mientras que Fernández dejó la silla vacía. Junto a los ex presidentes se sentó la primera dama, Juliana Awada, y el novio de Gabriela Michetti, Juan Tonelli. Tras una polémica con el FpV, Pinedo colocó la banda a Macri, con ayuda del escribano y de Monzó mientras tomó el bastón con las dos manos. "Empezó a preguntar qué había qué hacer, según el protocolo, y Puerta le dijo a Macri que decida él, que no había nada pautado", comentó un testigo. En ese momento, el Presidente fue hacia sus pares extranjeros. El saludo más efusivo fue con Michelle Bachelet, de Chile, así como con Evo Morales, de Bolivia, que la noche anterior le ganó un partido de fútbol. En cambio, más frío fue el contacto con Rafael Correa, de Ecuador.
En el salón lo aplaudía la actriz Susana Giménez, quien se abrazó con el actor cómico Miguel Del Sel, ex candidato a gobernador de Santa Fe. También hubo presencia radical con Ernesto Sanz, Julio Cobos y Mario Negri y el reaparecido Fernando Niembro.
Después del acto se abrió el emblemático balcón con vista a la Plaza de Mayo frente al cual una multitud menor a la que despidió a Cristina Fernández lo vivó bajó un intenso calor: "Se puede, se puede". "Parece que fue ayer cuando nos animamos a soñar que los argentinos merecíamos vivir mejor y hoy estamos acá a punto de empezar una etapa maravillosa de nuestro país", sostuvo con su hija Antonia a upa.
"Prometo siempre decirles la verdad, ser sincero y mostrarles cuáles son los problemas, porque sé que ustedes son suficientemente capaces e inteligentes para, trabajando juntos, resolverlos", afirmó. Los manifestantes aprovecharon un silencio que hizo el Presidente para pedirle a coro: "Que baile, que baile". Macri in tentó evitarlo pero al final se quitó la banda e hizo su tradicional coreografía con junto a su mujer. María Eugenia Vidal, lo acompañó en el baile y mientras Michetti tomó el micrófono y cantó "No me arrepiento de este amor", postal de los festejos macristas.