Ella está más que dispuesta, aunque jura y perjura no haber conversado todavía con Mauricio Macri sobre el tema, cuando falta poco menos de un año para las elecciones del año próximo en la que el Presidente buscará su reelección. Sin embargo, el mandatario ya tendría su decisión tomada: volverá a inclinarse por Gabriela Michetti como su compañera de fórmula de cara a las elecciones 2019, según pudo confirmar El Cronista de altas fuentes del PEN.
En efecto; la decisión de repetir una fórmula que resultó exitosa en 2015 parece no tener fisuras y es compartida en lo más alto del poder. Más aún, hay un triple objetivo de cara a la elección del año próximo que contempla la reelección de sus tres máximas figuras: Mauricio Macri en la Nación, María Eugenia Vidal en la Provincia y Horacio Rodriguez Larreta en la Ciudad, con vices incluido, al menos, en la fórmula presidencial y probablemente también la provincial, que permanece inalterable en el laboratorio electoral de Cambiemos que comandan Marcos Peña y Jaime Durán Barba.
Reticencia a los cambios
Las razones por las que Macri volvería a inclinar la balanza en favor de Michetti, pese a que en el último tiempo surgieron versiones cruzadas sobre otros posibles aspirantes a complementar el binomio presidencial, son múltiples; las hay históricas, políticas, humanas, pero, sobre todo, hay una que parece tener relación directa con un rasgo de la personalidad presidencial: Macri viene demostrando ser un hombre reticente a los cambios y así lo dejó en claro hace pocos meses, cuando resistió estoico todo tipo de presiones para desprenderse de su mano derecha, el jefe de Gabinete Marcos Peña, en medio de la tormenta cambiaria en la que el dolar llegó a superar los $ 40, sin duda, la jornada más negra que se recuerde desde el arranque de la gestión Cambiemos.
“Sólo hago cambios cuando sé que puedo mejorar , se le escuchó decir al jefe de Estado en aquellos días de nerviosismo extremo -y no sin cierto fastidio-, pese a que medio país le reclamaba que se desprendiera de Peña y renovara a su gabinete. El “cambio terminó siendo un mero retoque cosmético en el equipo ministerial, aunque en el camino debió sacrificar para satisfacer al 'mercado' a Mario Quintana, uno de los funcionarios que integraba su cerrado círculo de confianza.
Lo cierto es que no habría motivos para pensar que, en un contexto político y económico algo más calmo que aquel -si es que el escenario político se mantiene como aspira al Gobierno y la economía, hoy conectada al respirador del FMI, no sufre un nuevo shock externo que haga volar todo por el aire-, el Presidente pudiera ceder a las presiones -que las hay- por introducir una variante en el futuro vice.
Reclamo radical
Se sabe; los socios radicales de la coalición vienen pujando sin éxito por una mayor participación en las decisiones de Gobierno y Alfredo Cornejo, el gobernador de Mendoza, que no tiene reelección el año próximo, es uno de los 'boina blanca' que se muestra más interesado en suceder a Michetti el año próximo. Sin embargo, quienes tienen trato frecuente con el primer mandatario repiten como un mantra: “Mauricio nunca va a abrir la fórmula , y deslizan, no sin cierta picardía: “Los propios radicales son conscientes de sus pocas chances de obtener ese espacio y el hecho de que lo reclamen, sea en público o en privado, dicen, no tiene otro objetivo que obtener otras concesiones.
La maldición del vice
Pero, además, existen antecedentes históricos que nadie en el Gobierno -y Macri tampoco- pasa por alto: la vieja "maldición de los vices", un clásico argentino. Es que desde el regreso de la democracia, casi sin excepción, los vicepresidentes han sido un dolor de cabeza para los presidentes. Se trata, nada más ni nada menos, que de una figura de relevo presidencial en caso de enfermedad, muerte o en momentos en el que Presidente se ausenta de forma temporal del país, pero la mayoría termina a la larga por convertirse en un rival interno una vez que acceden al poder.
Basta un mero repaso de nombres para confirmar que la desconfianza política ha hecho mella en la relación de presidente y vice a lo largo de los últimos años de la vida política argentina. Eduardo Duhalde y Carlos Menem, Daniel Scioli y nestor kirchner, Julio Cobos y Cristina, y ni hablar de lo que significó la ruptura de Chacho Alvarez con Fernando de la Rúa en tiempos de la fallida Alianza.
Macri, claro está, no está dispuesto a “comprarse un nuevo problema, y “no va a poner a alguien en ese lugar que al final le pueda jugar en contra , repiten los que más lo conocen. "Él, con Gaby, está tranquilo .
Lejos de convertirse en un elemento disruptivo dentro del Ejecutivo, la Vice ha sabido encontrar su espacio al lado de Mauricio a lo largo de estos tres años en el poder. Cumple estrictamente su tarea como Presidenta del Senado, lo representa en los viajes al exterior a los que Macri no quiere o no puede concurrir (esta semana estuvo en Guatemala, en París, y la próxima volará a México para la asunción de López Obrador), y visita las distintas provincias semanalmente donde comprueba que, pese a la crisis, sigue teniendo “buena sintonía con la gente .
Sintonía con Juliana
Y, como si todo esto fuera poco, Gaby cultiva una buena y cercana relación con la primera dama Juliana Awada, "la hechicera", quien también ejerce a su modo y desde su lugar cierta influencia sobre las decisiones de su esposo, el Presidente. De hecho, Awada se hizo tiempo anoche para acercarse hasta el CCK y acompañar a Michetti en la presentación del Programa Artesanado Argentino con el que el Gobierno busca potenciar los oficios artesanales de tradición argentina como sector productivo y generador de empleo, donde se las vio a ambas conversar como viejas amigas.
"No innovar" es la consigna, aunque los once meses que restan de aquí a la elección, podrían deparar sorpresas en la siempre dinámica política argentina.