En cuestión de semanas, el Waze que va señalando el camino que debe recorrer el programa económico del Gobierno hasta alcanzar la escala "elecciones de medio término" se complicó. La ruta se llenó de señales amarillas que exigen de la conducción máxima atención si no quiere sufrir un percance que amargue el viaje. La actividad económica acumula dos meses, y podrían ser tres, de variación negativa respecto al mes anterior; la expansión del crédito volvió a desacelerarse; en el consumo no hay signos claros de levantada y lo mismo sucede con los salarios formales, cuya consecuencia es una caída del salario disponible por diversos aumentos de precios que corren un poco más rápido. Además, la morosidad del crédito volvió a empinarse. Ni hablar del impacto negativo que ya está derramando el salto de las tasas de interés en pesos desde mediados de julio. La confianza del consumidor también está hablando. Es un panorama un poco más desafiante, pese a que el Gobierno pudo mostrar dos hechos auspiciosos: el techo de la banda cambiaria - hoy cerca de los $ 1460- sigue intacto. Y tan o más importante, el traslado a precios de un salto del dólar de 15% en julio todavía no se sintió mucho en los precios minoristas, aunque ya dejó una marca en la inflación mayorista de julio. En agosto el dólar mayorista cae 4%, lo que podría ayudar a moderar el temido "passthrough". La evolución del PBI que anticipa mes a mes el EMAE, está diciéndole adiós a la V corta que caracterizó el rebote económico hasta febrero de este año. La moderación de esa pendiente positiva ya está incluso cambiando de signo. Se tornó negativa en mayo (-0,2), junio (-0,7) y los analistas privados dicen que julio podría completar tres meses consecutivos de variación negativa. El analista José Siaba Serrate señaló que el quiebre de tendencia se cristalizó a partir de marzo, cuando el mercado se llenó de dudas por el anticipo oficial de que se venía un cambio de régimen monetario. Hoy el acumulado anual da una variación positiva del PBI de 6,2% positivo, pero anticipan que ese número puede ir achicando. Es lo que sugiere el economista Andrés Borenstein: "Creemos que los datos de julio no serán tan malos. Vimos buenos números de faena de carne y pollo, buena producción láctea. Obviamente, otros sectores no tuvieron esa suerte. Pero no será un desastre. Agosto y septiembre lucen más desafiantes, porque el tema de la tasa pega más fuerte. ¿Será que en octubre levanta? Ojalá. Pero crecer 5% ya parece quedar algo lejos. Será 4 y pico. No está mal. Pero esto es en buena medida autoinfligido, política y económicamente, por un Gobierno que tiene en sus espaldas logros valiosísimos como haber hecho un ajuste fiscal sin precedentes y haber bajado la inflación más rápido de lo que todos creímos" Algo parecido piensa Martín Rapetti, de la consultora Equilibra: De acuerdo con nuestra estimación, el nivel de actividad crecería 5,7% en los primeros siete meses del año en comparación con el mismo período de 2024. Pero el promedio de los últimos tres meses (mayo, junio y julio) de la serie desestacionalizada arroja una caída de 0,4% si se compara con los tres meses previos. A esto se le suma una perspectiva más negativa desde agosto tras el endurecimiento de la política monetaria, lo cual nos hace prever una caída desestacionalizada en la actividad en lo que resta del año: esperamos para 2025 una expansión del PIB rondando 4,5%. Marcos Buscaglia opina en la misma línea. "A mediados de año la economía ya producía un 1,3% menos que en el pico reciente de febrero, y un 0,6% menos que en diciembre pasado. Los datos de julio no son muy auspiciosos. La producción industrial se contrajo un 1,4% mensual según FIEL, la venta de cemento cayó en forma desestacionalizada, y las ventas minoristas de pymes bajaron un 5,7% mensual según CAME. Es decir, es posible que la economía haya seguido contrayéndose." Con los salarios registrados viene sucediendo algo parecido. La recuperación post devaluación de diciembre de 2023 viene enfriándose y los consumidores dejan de celebrar tanto la baja de la inflación y empiezan a preocuparse por el poder de compra de sus bolsillos, que no se expande a la velocidad deseada por los trabajadores. Lo dijo este lunes en su informe habitual la consultora Empiria: "Cayó el ingreso disponible, por aceleración en gastos fijos. En junio, el ingreso disponible del hogar promedio del AMBA cayó 0,4% real con respecto al mes de mayo, la tercera caída mensual en los últimos cuatro meses. El primer semestre cerró con un ingreso disponible 1% por encima del nivel de diciembre 2024, pero 7% menor al de noviembre 2023" Hay que decir que no todas las mediciones van en el mismo sentido. La consultora Scentia, difundió este fin de semana su habitual informe de consumo masivo. Qué dice: "Luego de una leve retracción en junio, el mes de julio logra un desempeño positivo, siendo el cuarto mes del año con ese signo. La suma de todos los canales medidos fue de +3,1% para el mes y el acumulado del año asciende a +0,8%. Se repiten las diferencias en los comportamientos de los canales medidos, siendo los Supermercados y Mayoristas quienes arrojan números negativos. Por el contrario, hay leves mejoras en autoservicios independientes, farmacias, comercio electrónico y comercios chicos de barrio. Para Osvaldo del Río, director de Scentia, "estas diferencias entre el canales pueden estar relacionadas a más de una razón: Mayor frecuencia de visitas con compras de pocas cantidades, que se resuelven con la cercanía de negocios de barrio; más conocimiento sobre los precios a partir de una inflación más acotada que da "referencias", gastos orientados a otros rubros, tal es caso de bienes durables, automotores, viajes o la discontinuidad de compras de stockeo para proteger el valor del dinero, visto en etapas de alta inflación". Y un dato no menor, detectado por el informe: "El precio promedio ponderado continúa su tendencia a la baja, alineado al IPC." Otra señal amarilla es la del crédito. Crece el stock, pero a un ritmo menor. "La velocidad de crecimiento actual se mantiene por segundo mes consecutivo por debajo de la mitad del ritmo que se apreciaba en los primeros meses del año. El incremento de tasas puede haber influido sobre la demanda, pero sobre todo condiciona a la oferta de nuevas operaciones, ante la incertidumbre que genera sobre el desempeño futuro del costo del financiamiento, sobre todo teniendo en cuenta que las mismas se pactan generalmente a tasa fija¨, aseguró Guillermo Barbero, de First Capital Group. Pero además, y esto sí es preocupante, aumentan los niveles de morosidad. Lo admite el propio Banco Central. "El ratio de morosidad del crédito total al sector privado se situó en 2,9% en junio, alcanzando a 5,2% para las financiaciones a familias y 1,1% para las empresas. El aumento del indicador resultó generalizado entre los grupos de entidades financieras. El coeficiente de mora del crédito a las familias alcanzó 5,2% en el mes, por encima del mes pasado, principalmente por las líneas destinadas al consumo." Los datos del índice de confianza del consumidor que elabora la Universidad Di Tella son preocupantes. Es un indicador bastante volátil, pero que sorprendió en agosto con una caída de casi 14%."La mayor contracción fue en CABA y GBA, puesto que en el interior la disminución fue del 7,07% en el mes".