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Las elecciones legislativas bonaerenses representaron un cimbronazo para las aspiraciones de La Libertad Avanza y, por propiedad transitiva, las del gobierno de un Javier Milei que se encuentra atravesando sus horas más difíciles.
Han trascurrido ya algunos días desde los comicios en los que el peronismo se impuso al oficialismo y tanto el Ejecutivo como sus principales operadores intentan desentrañar dónde y por qué "se fueron los votos", como dicen puertas adentro del equipo económico.
Hay en el voto del campo -"voto agro"- un interrogante muy grande, puesto que ese sufragio, siempre de carácter conservador, hoy representa una pérdida grande para formaciones de derecha como La Libertad Avanza.
Según el exsubsecretario de Mercados de Agricultura y consultor, Javier Preciado Patiño, "cuando hablamos del voto del campo estamos hablando de los votos en partidos como Junín, Chivilcoy, Bragado, General Villegas, etc -todas ellos repartidos entre la cuarta, quinta, sexta, séptima y parte de la segunda sección electoral-", hizo la digresión el especialista.
A estas localidades, Preciado Patiño les atribuyó cierto rasgo "conservador". "Estos votos fluctúan, no son necesariamente antiperonistas, pero sí que están cerca del radicalismo o el PRO", analizó.
Sin embargo, también puso el énfasis en que no necesariamente la elección de un candidato a la hora de votar está ligada con la coyuntura o la realidad de los grandes productores, como suele plantearse.
Un antecedente muy nítido de esto se encuentra en las elecciones presidenciales -las de 2011- posteriores a los "conflictos por la 125" -que tuvieron lugar entre 2008 y 2009-, donde Cristina Fernández de Kirchner obtuvo una contundente reelección, con más del 54% de los votos, y tuvo gran acogida en "sectores rurales".
Contra lo que pueda pensarse, el peronismo no encuentra en las zonas rurales un territorio compactamente hostil, puesto que muchas de estas secciones son gobernadas históricamente por el Partido Justicialista. Partidos como Chacabuco o Pehuajó son históricamente del PJ, recordó el agrónomo.
Entonces, ¿cómo se explica la derrota de Javier Milei en las urnas? "El voto desencantado no se fue a opciones como Somos Buenos Aires o Potencia Bonaerense", valoró y concluyó sobre este punto: "La polarización del Gobierno no ayudó y se aplicó una lógica más similar a la de GBA o CABA, más allá de que si al campo le está yendo bien o le está yendo mal".
No hubo "voto campo" en estas elecciones legislativas
Una figura que podría haberse ungido como representación del voto agro fue la de María Eugenia Talerico -crítica del oficialismo-, quien armó listas con productores rurales a la cabeza en su flamante partido, Potencia Bonaerense.
En este sentido, la cosecha electoral de María Andrea Passerini en la Cuarta Sección (tan solo 1,7% de los sufragios) y de Pedro Vigneau en la Séptima Sección (obtuvo 4,2%) fue magra y los posicionó por debajo del podio.
Debe recordarse, además, que, sobre todo desde la crisis por la suba de las retenciones a las exportaciones y el famoso voto "no positivo" del entonces vice de Cristina, Julio Cobos, la expresión genérica "campo" está indisolublemente ligada, en la conversación pública, a las entidades gremiales que representan los intereses sectoriales/empresariales del mundo rural. Sin embargo, en "el campo", vive más gente, otra gente.
Preciado Patiño le puso números: "Por ejemplo, de soja hay 60.000 productores y no es representativo. No te mueve el amperímetro el voto agropecuario".
Asimismo, remarcó, "la idea del peón rural se limita a la ganadería, y eso tampoco mueve la aguja. Es más el entorno vinculado a la actividad agropecuaria la que te puede afectar. Más que si al campo le va bien, lo que jugó es que la situación económica no es buena", concluyó el especialista.