El ministro de Economía, Axel Kicillof, es hoy por hoy la cara visible del principio de acuerdo que se anunció ayer entre la Argentina y Repsol, por el que se le pegarían a la compañía española u$s 5.000 millones en concepto de compensación por la expropiación del 51% del paquete accionario de YPF. El funcionario fue quien envió el comunicado desde su dependencia, el Ministerio de Economía, desplazando de la foto, de esta manera, a dos figuras claves relacionadas con YPF, el CEO de la empresa, Miguel Galuccio, y el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido.
Sin embargo, fue el propio Kicillof quien en abril de 2012 le dijo a la presidenta Cristina Fernández que por la empresa habría que pagar “cero pesos”, si se le descontaban las deudas y los pasivos ambientales, entre otras cosas, que surgirían del análisis de un tribunal de tasación.
Así lo describió el diario La Nación, en un artículo firmado por Mariano Obarrio. “El jueves 12 de abril, en medio de las insistentes versiones sobre YPF , el viceministro de Economía, Axel Kicillof, le aseguró en Olivos a la presidenta Cristina Kirchner, con total convicción, que el precio de la empresa petrolera luego de que interviniera el tribunal de tasación iba a ser de ‘cero pesos‘. Ese es el gran objetivo que predomina ahora en la Casa Rosada: no pagarle nada a Repsol”, sostiene la nota, nunca desmentida por el funcionario ni por el Gobierno.
El lugar que Kicillof ocupa hoy en el anuncio del acuerdo con Repsol parece cerrar un circulo también en otro sentido. Según La Nación, fue el propio flamante titular del Palacio de Hacienda quien más impulso la acción expropiatoria: “El plan de confiscar YPF fue cuestionado internamente por el ministro de Planificación, Julio De Vido, y por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Ellos temían costos políticos y económicos muy elevados”.
Es probable que por aquellas épocas Kicillof se haya visto envalentonado por lo que sucedía con la nacionalización de Aerolíneas. “Recuerdo el caso Aerolíneas. La gente de Marsans (España) dijo que valía US$ 1000 millones y el tribunal de tasación dijo “no, vale menos de 1000 millones”. Entonces hubo que depositar un peso”, rememoró en una entrevista concedida a la TV Pública.
El razonamiento que Kicillof le transmitió a la Presidenta se apoyaba en los números de lo que él y el Gobierno calificaban como un “vaciamiento”: según la nota de La Nación Kicillof señaló que en 1999 Repsol compró el 97,8% del capital accionario por US$ 13.200 millones y que giró hasta hoy dividendos por US$ 15.700 millones. ‘No hay que poner un peso‘, le dijo el viceministro a la Presidenta.
En épocas cercanas a la estatización de YPF, la nueva intervención que encabezó De Vido advirtió que investigaría “los pasivos ambientales por daños, el estado de los activos, los pozos y las inversiones, además de una deuda de 9000 millones de dólares”.
FUENTE: Cronista.com