

El gasto público y la presión tributaria "convergerían a los niveles de la región recién en el 2026-2027" si la economía creciera a un 3% anual, según un informe de Economía & Regiones (E&R), aunque consideró "poco probable" que eso suceda.
"Sin reformas estructurales de fondo que achiquen el tamaño del Estado, bajen el gasto reduciendo el déficit fiscal y la presión tributaria, es muy poco probable que se crezca al 3% anual en forma sostenida", planteó.
Además, la consultora cree que "todo el programa económico continuará sin grandes cambios" y prevé "tasas de expansión promedio más moderadas". Al mismo tiempo, tampoco espera "un salto importante ni de la inversión, ni de la inversión extranjera directa".
Para la consultora, "el gobierno no se muestra dispuesto a aplicar reformas de fondo, sobre todo en la esfera fiscal que es donde más se las necesita". "El acuerdo entre Nación y los gobernadores es una muestra de gradualismo fiscal, ya que el gasto público y la presión tributaria no se reducen, sino que se congelan contra la inflación. El gobierno apuesta a la licuación vía crecimiento. A nivel Nacional, también creemos que la apuesta será la licuación vía crecimiento", evaluó.
Según el análisis, "lo más prudente sería descontar un Presupuesto 2018 sin 'cirugía' en el gasto y una reforma tributaria que no baja la presión tributaria, sino que apunta a simplificar el sistema". "Si todo sale bien y el PBI crece en forma sostenida a un ritmo de 3% anual todos los años, el gasto público y la presión tributaria convergerían a los niveles de la región recién en 2026/2027; es decir hacia el final de un supuesto tercer mandato de Cambiemos", proyectó.
Pero a su criterio, "es poco probable que haya una licuación significativa vía crecimiento, ni del gasto, ni de la presión tributaria".
"Teniendo en cuenta que nuestro gasto público (presión tributaria) es 15 puntos porcentuales del PBI mayor que en la región y considerando que, además, tenemos las peores regulaciones laborales y comerciales, tampoco esperamos un salto importante ni de la inversión, ni de la inversión extranjera directa", fundamentó.
Según su visión, el gobierno "seguirá dependiendo del endeudamiento externo para financiar su déficit fiscal y el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos de nuestra economía durante 2018/2019".
"El déficit fiscal primario bajará, pero será compensado (si todo sale bien) por la suba de la carga de intereses", señaló. En este escenario, auguró que "en el mejor de los casos habría que descontar que el déficit fiscal de Nación (con intereses) bajara en torno a 5,8% hacia final de 2019, nivel similar al que se tenía hacia finales de 2015".
"Las firmas y los agentes económicos en general no deberían esperar que el peso del Estado sobre sus espaldas disminuyera en forma significativa. No habría que descontar baja significativa ni del gasto, ni de la presión tributaria, ni del déficit", concluyó.
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